Un beso en La Moncloa

La sala de prensa del complejo de La Moncloa ha visto de casi todo, pero hasta ayer no había sido testigo de un beso y un abrazo entre dos miembros del Ejecutivo. Esas paredes han escuchado a la portavoz Rosa Conde decir que el Gobierno dio «un espaldarazo» a ETA, a Mariano Rajoy insultar por un micrófono indiscreto a un informador y a Rodrigo Rato ser presa de un ataque de risa incontenible. Este viernes, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el ministro José Bono, en medio de una tormenta de flashes, se besaron y fundieron en un abrazo después de que la número dos dirigiera un emocionado parlamento al titular de Defensa. El salón donde comparecen los ministros tras su reunión semanal registró un overbooking de impresión, decenas de fotógrafos asaetearon con sus instantáneas a Fernández de la Vega y Bono antes de comenzar la conferencia de prensa, y hasta hubo informadores de pie ante la falta de asientos, algo que nunca había ocurrido. La vicepresidenta subrayó de entrada, y para evitar suspicacias, que el titular de Defensa dejaba el cargo «por razones personales». La vicepresidenta alabó el trabajo desempeñado por Bono con «honestidad, entusiasmo, talento y talante». El interesado miraba al frente con la mirada perdida y, de vez en cuando, posaba sus ojos en la glosadora. Fernández de la Vega cerró sus emotivas palabras con un recuerdo a su primera comparecencia conjunta en esa sala de prensa, cuando Zapatero anunció la retirada de las tropas de Irak el 18 de abril de 2004, un día después de entrar en La Moncloa. Aquel día, la vicepresidenta y el ministro de Defensa flanquearon al presidente del Gobierno. «Hoy -agregó- con la misma emoción de aquel día, quiero agradecerte tu trabajo, dedicación y compromiso». Bono, sentado al lado de Fernández de la Vega, se dio la vuelta y abrazó con ganas a su todavía jefa, quien, ruborizada, correspondió la efusividad. La vicepresidenta y el ministro abandonaron a paso ligero la sala sin dejar de prodigarse muestras de afecto.