Diario de León

La insistencia de José Bono en abandonar la política activa precipita los primeros cambios del gabinete socialista

Zapatero remodela su Gobierno para colocar a dos hombres clave para la paz

Nombra a Alonso y a Rubalcaba, políticos de su máxima confianza, al frente de Defensa e Interior para que gestionen el alto el fue

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Marta Suárez - madrid
León

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José Luis Rodríguez Zapatero acometió ayer la primera remodelación de su Gobierno forzado por la insistencia de José Bono de retirarse de la política activa. El jefe del Ejecutivo aprovechó el momento para situar a dos personas de su máxima confianza -Alfredo Pérez Rubalcaba y José Antonio Alonso- al frente de los ministerios del Interior y de Defensa, respectivamente, como principales pilotos en la gestión del proceso de paz iniciado tras el alto el fuego permanente de ETA. La modificación incluye la salida de María Jesús Sansegundo de la cartera de Educación y Ciencia, un día después de la aprobación de la LOE, que será sustituida por la catedrática Mercedes Cabrera Calvo Sotelo. El anuncio fue una sorpresa. Pasadas las 9 de la mañana, la Secretaría de Estado de Comunicación envió un mensaje a los móviles de los periodistas que habitualmente cubren la información de gobierno convocando a una enigmática comparecencia del presidente del Gobierno en el Palacio de La Moncloa. Una hora después, a las 10,05, Zapatero anunciaba en la sede gubernamental que acababa de comunicar al Rey los cambios de los tres ministerios. La remodelación se produce en el ecuador de la legislatura, cuando están a punto de cumplirse los dos años de la toma de posesión de Zapatero, pero va más allá de la necesidad de dar un nuevo impulso al Ejecutivo. El asunto clave ha sido el alto el fuego permanente declarado por ETA y la creciente insistencia de José Bono en abandonar la política activa para dedicarse -según reitera él mismo- a su familia. En esta tesitura, el presidente optó, en apenas 48 horas, por resolver la crisis y situar al frente de los ministerios del Interior y de Defensa a dos dirigentes políticos «de su máxima confianza» como Rubalcaba y Alonso. Carta de dimisión de Bono Zapatero sabía desde hacía seis meses que su ministro estrella quería abandonar la política activa, pero confiaba en ser capaz de persuadirle y de mantener en el cargo a uno de los miembros de su gabinete más valorados y conocidos. El titular de Defensa le entregó el pasado mes de enero una carta de dimisión, aunque se comprometió a seguir al frente del Ministerio hasta que el Gobierno diera luz verde al Real Decreto de reorganización de las Fuerzas Armadas aprobada ayer mismo por el Consejo de Ministros. En el 2004 Zapatero dio una muestra de integración al ofrecer a su antiguo rival entrar en su primer gobierno. Bono aceptó, pero nunca llegó a sentirse parte del equipo. Desde entonces mantuvo una relación privilegiada con el presidente, con quien departía diariamente, a pesar de sus fuertes discrepancias en importantes cuestiones como el Estatuto de Cataluña o la actuación de sus compañeros del PSC. El presidente del Gobierno dio libertad a su ministro para expresar sus diferencias en estas cuestiones, pero el alto el fuego de ETA abrió una nueva etapa sin lugar para críticas internas. El amigo y el negociador Este cese obligó a Zapatero a trasladar a José Antonio a Alonso de la cartera de Interior a la de Defensa. El nuevo responsable de Defensa cuenta con la absoluta confianza del presidente. Alonso no sólo es un amigo personal de Zapatero desde su infancia en León, sino que además es uno de los ministros que más aprecia el presidente, que valora su seriedad y su buena gestión al frente del delicado Ministerio del Interior. Seguirá siendo una pieza fundamental en este proceso, aunque esta vez desde Defensa. A partir de ahora recibirá los informes del Centro Nacional de Inteligencia sobre ETA e informará a Zapatero de los movimientos de la banda. Pero la clave para el proceso de paz es el nombramiento de Alfredo Pérez Rubalcaba como ministro del Interior. Con la decisión anunciada ayer se oficializa la situación de los últimos meses. Cuando el 21 de enero Zapatero y Artur Mas encarrilaron el Estatut, el portavoz parlamentario se encargó del proceso de paz y de dejar la cuestión territorial en manos de Ramón Jáuregui y de su posible sustituto al frente del grupo socialista en el Congreso, Diego López Garrido. Rubalcaba fue el muñidor del pacto antiterrorista y es uno de los dirigentes socialistas que mejor conoce los resortes de la lucha contra ETA. Dará un perfil político al ministerio y pilotará el proceso entre bambalinas. El principal escollo en su designación es la negativa acogida del PP días después de haber recuperado la unidad frente a los terroristas. La ministra «castigada» En esta precipitada crisis la única ministra castigada ha sido la de Educación y Ciencia. La gestión de María Jesús San Segundo fue cuestionada incluso por sus compañeros de filas por ser incapaz de frenar las protestas contra las leyes que ha puesto en marcha. Dirigentes del PSOE y del Gobierno, incluido su presidente, hicieron frente a las críticas y sufrieron en carne propia el desgaste originado por su departamento. La ministra fue relevada un día después de que el Congreso aprobara la LOE. Su lugar lo ocupará la catedrática Mercedes Cabrera, número dos del PSOE en las listas de Madrid en las elecciones generales. El nombramiento de Cabrera ha sido acogido con escepticismo. Sus compañeros esperan que esta académica «no cometa los mismos errores» que Sansegundo, perjudicada entre otras cosas por su «pánico escénico» a la prensa.

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