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ZP sirvió sólo el aperitivo

Manuela de Madre está condicionada por su salud

Manuela de Madre está condicionada por su salud

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Manuel Campo Vidal - madrid
León

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Como los restauradores acreditados, el presidente Zapatero decidió servir el nuevo Gobierno en varios platos para su mejor degustación. Por tanto, los cambios en tres ministerios deben entenderse sólo como el aperitivo. Si el símil fuera futbolístico, en vez de gastronómico, se diría que Zapatero, como entrenador, ha reforzado el equipo con dos decisiones clave: el fichaje para Interior de Alfredo Pérez Rubalcaba , el mejor goleador dialéctico de los socialistas, el mejor regateador en las negociaciones, y con el desplazamiento al centro de la Defensa de José Antonio Alonso, al que coloca en la cúspide de la información. Con todo respeto para las Fuerzas Armadas, lo verdaderamente importante del cargo es el control de la CNI, los servicios secretos. Podía haberse quedado ahí, pero aprovechó para a renovar ministros amortizados. Relevó a María Jesús San Segundo al día siguiente de aprobarse la Ley de Educación que, de hecho, negoció un antecesor suyo, un tal Pérez Rubalcaba. Y una semana después de aprobarse en el Congreso el Estatuto catalán que negoció el mismo prestidigitador. Es fácil adivinar, con ese currículum, qué se espera de Rubalcaba en Interior. Sin duda, su condición de catedrático de Química Orgánica lo ayudará, porque España tiene con ETA un conflicto de muchos octanos. Con los cambios, ZP presenta un mejor equipo, con la fortaleza acreditada de los vicepresidentes Solbes y Fernández de la Vega -atención al tiempo de aplausos con que se recibe y premia a esta señora en los actos públicos-, y ahora reforzado con Rubalcaba y Alonso entre los titulares indiscutibles. Pero el siguiente plato puede afectar a la correosa línea media del Gobierno, integrada por Sevilla , López Aguilar y Montilla , tres buenos ministros, aunque especialmente combatido el último por la ultraderecha mediática, léase Federico Jiménez Losantos . La misma que ha sido denunciada esta semana por el Grupo Vocento, «por denigrar a un competidor» al pedir un boicot de suscripciones contra Abc , expresión impresa de la derecha constitucional. Esa eficaz línea medular del Gobierno peligra por la proximidad de las autonómicas. Jordi Sevilla es el único que puede plantar cara en Valencia al actual presidente Francisco Camps que, aun así, podría renovar. López Aguilar sería con bastante probabilidad presidente de Canarias si Zapatero lo envía al archipiélago, pero se resiste férreamente. Una persona muy cercana declara a Diario de León: «Juan Fernando lo que quiere es ser ministro de Asuntos Exteriores». O sea, lo mismo que Duran i Lleida , que esta semana, aprovechando el setenta aniversario de Unió Democrática, ha venido a decir que «ya les toca entrar en el Gobierno». Especialmente a él, se entiende. Y en Exteriores, según se sabe. Y, por último, Montilla que corre cada vez más riesgo de sustituir a Maragall como candidato. Él tampoco quiere pero su entorno, según confirmación a Diario de León, lo ve bastante inevitable. ¿Quién sino? Manuela de Madre, para ganar o para perder frente a Artur Mas sería ideal, pero la salud no se lo permite. Y sólo Maragall apuesta por él mismo. De Antoni Castells el aparato del PSC, ya escaldado, no acaba de fiarse. Así que en el segundo plato, Zapatero puede presentar a uno o varios de los tres ministros citados acompañado de otros ya amortizados, léase Moratinos, Trujillo o Magdalena Álvarez . No ha llegado el tiempo de servirlo. Zapatero, que tiene defectos evidentes, maneja los tiempos de cocción de la política como muy pocos. «Esquerra Auténtica» Entretanto, a Esquerra Republicana la aprobación de un Estatuto con mutilación de todo lo inconstitucional la ha sumido en una grave crisis. «No es descartable nada -confiesa un consejero de la Generalitat a este periódico- ni siquiera una escisión de la autodenominada Esquerra Auténtica que encabeza Xavier Vendrell». Vendrell, secretario de organización, se ha hecho famoso por el envío de las cartas recaudatorias a funcionarios. Carod sería de los moderados y Puigcercós viaja desde los auténticos a los pragmáticos. Con esas tensiones, no extraña de la crisis cardíaca de Carod. Y del PP poco se sabe salvo esas declaraciones de Rajoy en las que se lamenta del nombramiento de Rubalcaba, con lo que concede relevancia. Y ese empeño de Zaplana -que rompía así su alto el fuego verbal- reclamando elecciones en Marbella horas después de que el Consejo de Estado se pronunciara en contra. La verdadera incógnita es Bono. Apareció en la madrugada del sábado, por teléfono en Telemadrid, y vino a confirmar lo que decía el titular del Expansión de ayer: «Bono se descuelga de la España de Zapatero». De hecho, viajaba en el estribo del Gobierno desde el principio. Su personalidad política es indiscutible, sus razones personales -incluso si son políticas o religiosas- respetables, pero su retirada es difícilmente creíble. Acaso reaparezca por la embajada en Washington dado que la del Vaticano está ocupada.

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