Las casas rurales se llenan todos los puentes, pero tienen clientes muy estacionales

Para el turismo rural de León la Semana Santa se plantea como un puente más: lleno absoluto durante los días festivos y ocupación baja el resto de la semana. Un esquema que se repite durante todo el año, especialmente cuando las condiciones climatológicas mejoran, porque según explica Carlos Velázquez, presidente de la Asociación Leonesa de Turismo Rural (Aletur) este tipo de establecimientos tienen una dinámica de demanda muy concentrada que es difícil romper. Por ejemplo, en verano las plazas se agotan en agosto, pero es difícil llenar julio y septiembre, aunque la situación depende de la bonanza climática. Lo cierto es que el turismo rural sigue siendo de fin de semana, especialmente de puentes. Eso sí, las reservas se realizan con mucha antelación: por ejemplo, las casas rurales leonesas tenían sus plazas llenas para la Semana Santa desde finales de enero. Y, a estas alturas, la oferta disponible para agosto es ya muy limitada. A corto plazo el sector tiene puestas sus expectativas en los puentes del 1 de Mayo y en el del 15 de mayo: «Es fiesta en Madrid, y cuatro millones de personas que salen a la vez dan para llenar muchas plazas». Difícil oferta diferenciada Velázquez reconoce también que las plazas del sector se han incrementado mucho en los últimos años, aunque hace hincapié en las dificultades para consolidar una oferta diferenciada: «Las actividades alternativas que se ofrecen al turista rural no se han consolidado, a pesar de que la asociación ha intentado ofrecer cosas nuevas a los visitantes. Pero los turistas quieren llegar, relajarse y comer, rechazan cualquier propuesta que les suponga un incremento en el precio o un esfuerzo físico».