Maragall refuerza a ERC en la crisis de gobierno para salvar el tripartito

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, precipitó la remodelación de su Gobierno para tratar de superar la grave crisis que vive el tripartito, preparar con equipo más cohesionado al referéndum del 18 de junio sobre el Estatut e intentar agotar la legislatura. El jefe del ejecutivo catalán compareció ayer para explicar el alcance de la segunda crisis en su equipo de colaboradores tras casi dos años y medio de legislatur. Maragall, visiblemente crispado y sin aceptar preguntas, leyó un escueto comunicado que detalló los cambios que afectan a seis carteras: Trabajo e Industria, Cultura y Agricultura regidas por los socialistas; Gobernación y Administraciones Públicas y Universidades asignadas a los republicanos, y Medio Ambiente tutelada por Iniciativa. Maragall, que el pasado octubre intentó sin éxito remodelar el Ejecutivo autónomo por la oposición del PSC, Esquerra e Iniciativa, se comprometió a conseguir que en la segunda parte de la legislatura el Gobierno saque «el máximo partido» de las posibilidades del nuevo texto estatutario. Dedicó, además, un elogio especial al conseller primer, el republicano Josep Bargalló. Aunque Maragall no lo dijo en su comparecencia informativo, fuentes de ERC manifestaron su «relativa satisfacción» por la remodelación porque el president «ha tenido que aceptar» su propuesta de nombrar consejero de Gobernación a Xavier Vendrell, responsable de Organización y Finanzas del partido en cuya condición envió las cartas en la que reclamaba el pago de una cuota a personal de la Generalitat nombrado por los republicanos,. Vendrell, de la máxima confianza del secretario general de ERC, Joan Puigcercós, sustituye al controvertido Joan Carretero, quien tachó a Zapatero de «españolista demagogo», unas palabras por las que Maragall exigió un rectificación, pero que se solventaron con unas vagas disculpas. Por la lucha armada El cese de Carretero fue aplaudido el PSC, mientras que desde ERC se recalcó que su relevo fue aceptado a cambio de colocar en Gobernación a un hombre de la importancia política de Vendrell, quien de joven militó en el independentismo radical partidario de la lucha armada. Este nombramiento, según fuentes republicanas, es una «concesión» de Maragall, y supone también mantener la cuota de poder e influencia de los seguidores de Puigcercós. Para CiU, se trata de «una persona que hoy está bajo sospecha de haber actuado de forma fraudulenta» En cambio, el nombramiento de Manel Balcells en Universidades, en sustitución de Carles Solà, equilibra un poco más el poder entre Puigcercós y un debilitado y cada vez más presidente honorífico del partido, Josep Lluís Carod-Rovira, ya que el nuevo consejero es un hombre de su confianza. Los casi dos años y medio del Gobierno del tripartito han sido muy convulsos y se han caracterizado por numerosas crisis y tensiones -más de una docena- que han desembocado en enfrentamientos entre los socios. La remodelación no es más que el último episodio de un sinfín de trifulcas internas en las que el presidente de la Generalitat ha tenido enormes dificultades para imponerse. Todo empezó con la formación del Gobierno catalán, cuando ERC hizo públicos los nombres de sus consejeros sin que Maragall pudiera mediar palabra. La designación de ciertos cargos gubernamentales, como el secretario del Gobierno y hermano del president , Ernest Maragall, también suscitó críticas en las filas de ERC. Un mes después de formarse el Gobierno, el 3 de enero del 2004, el líder de ERC y primer consejero del Ejecutivo autónomo, Josep Lluís Carod-Rovira, se fue a Perpiñán en coche oficial para reunirse con dirigentes de ETA sin siquiera habérselo consultado con Maragall. Carod-Rovira tuvo que abandonar el cargo y Maragall lo sustituyó por el republicano Josep Bargalló. Después, una serie de decisiones deMaragall en obras públicas, como la construcción del Túnel de Bracons, la conexión eléctrica con Francia y la designación de Joan Majó como director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión encendieron los ánimos de ERC e ICV-EUiA. El escándalo volvió a estallar de la mano de Miquel Sellarès, secretario de Comunicación del Govern, cercano a ERC y autor de un polémico informe sobre la política de medios de la Generalitat que denunciaba a los periodistas hostiles al tripartito y al nacionalismo. Sellarès tuvo que ser destituido ante la presión del PSC. El siguiente problema fue el patinazo de Maragall y Carod-Rovira en un viaje oficial a Israel, cuando ambos dirigentes se fotografiaron bromeando con una corona de espina ante la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. La presencia de la bandera española en las ofrendas de la Generalitat ante el monumento a Isaac Rabin provocó la ira de Carod-Rovira y malestar en el Ejecutivo catalán. La creación de la Oficina Antifraude de la Generalitat, un proyecto que contempla el pacto de gobierno, desencadenó de nuevo discrepancias entre socialistas y republicanos. En octubre del 2005, Maragall intentó une remodelación del Govern por su cuenta, pero tuvo que dar marcha atrás ante la oposición de su propio partido y de los dos socios gubernamentales. Hace escasamente unas cuantas semanas, el consejero de Gobernación y Administraciones Públicas de la Generalitat, el independentista Joan Carretero, se despachó a gusto contra Zapatero, lo que causó un profundo malestar en el PSC. Pero Maragall no consiguió imponerse ni a los suyos ni a los aliados en el tripartito y destituir al consejero de ERC.