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Publicado por
Gonzalo Bareño - redacción | madrid
León

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«Hola, soy Pepe Blanco, ¿te vienes a Vistalegre?». Cerca de 25.000 simpatizantes habían recibido este mensaje en su teléfono. Era sólo el preludio del que probablemente fue el mitin mas multimedia de la historia de España. Lo que contemplaron las 20.000 personas que abarrotaron Vistalegre se parecía más a un show que a un tradicional acto político. Una pantalla gigante reproducía los mensajes que los simpatizantes podían mandar por teléfono o por correo electrónico. Un filtro previo impedía que se colaran insultos o expresiones malsonantes. El precio de los mensajes, «el normal», según la organización. Los más entusiastas tenían incluso la posibilidad de descargarse en su móviles la sintonía y el logotipo del PSOE. Pero la parafernalia digital no enfrió el ambiente. Todo lo contrario. La pugna por la originalidad fue dura. «Zapatero, te quiero, Bambi de acero» o «A por ellos ZP» fueron algunos de los mensajes más celebrados. El presidente acabó contagiándose del ambiente festivo. «Un equipo español va a ganar la Champions y un Partido Socialista Obrero y Español ganará las municipales, las autonómicas y las generales», dijo Zapatero, reconocido seguidor del Barcelona, que no se atrevió sin embargo a citar a ese equipo en el que seguramente estaba pensando. La organización no reparó en medios para convertir el acto en una fiesta. Los espectadores esperaron a las estrellas políticas a ritmo de samba interpretada por el grupo Brasilerissimo y con un espectáculo de danza capoeira incluida. Un presentación a la americana Luego, los políticos fueron presentados como jugadores de la NBA. Entre los presidentes autonómicos, Rodríguez Ibarra quedó en primer lugar en la tabla del aplausómetro. En el turno de los ministros, la estrella fue el nuevo fichaje: Rubalcaba. Y entre las viejas glorias, el triunfador indiscutible fue Felipe González. El final del acto evidenció que la mala relación de Zapatero con Bush no significa que no aprecie la cultura estadounidense. La lluvia de confetti blanco y rojo, colores del PSOE, recordaba mucho a las convenciones de los partidos norteamericanos.