Se solidariza con las familias afectadas y pide el fin de la «violencia estructural» del Estado
Batasuna considera «muy graves» los ataques y llama a la reflexión
El Gobierno no ve a ETA tras los hechos y «toma nota» del tono empleado por el mundo aberzale
El coportavoz de la ilegalizada Batasuna, Joseba Permach, calificó ayer de «grave y muy grave», respectivamente, el ataque contra una oficina de seguros en Guecho (Vizcaya) y el sufrido por el negocio de un concejal de UPN en la localidad navarra de Barañain este pasado fin de semana. Aunque rechazó condenar ambos actos violentos, el dirigente aberzale solicitó «que no se repitan» y mostró la «solidaridad» de su grupo con los afectados. En una primera valoración de urgencia, el Gobierno se limitó a «tomar nota» de la declaración, sin ocultar cierta satisfacción por el tono utilizado por el dirigente aberzale. Para el PP, la rueda de prensa de Permach en nada cambia la situación creada por los atentados del fin de semana. El PNV, por su parte, considera «insuficiente» el pronunciamiento del coportavoz de la izquierda aberzale. Fue un tímido paso frente a la violencia callejera. Aunque no llegó a condenarla, la organización ilegalizada ofreció ayer el rechazo más nítido de su historia a la kale borroka . En una comparecencia de urgencia celebrada en San Sebastián para valorar lo ocurrido este fin de semana, Permach calificó de «hechos graves, muy graves» los atentados y manifestó que Batasuna «hace suya» la nota hecha pública el domingo por la plataforma Irrintzia de Barañain, con la que la izquierda aberzale quiso burlar su ilegalización, que se «se solidarizaba, y así lo queremos hacer nosotros, solidarizarnos con los afectados, que ha llevado a que decenas de familias tengan que abandonar sus viviendas». Añadió también que su grupo también hace suya la parte del documento en la que la plataforma invitaba a «actuar con responsabilidad política a todos los agentes políticos y sociales» en Euskadi, y se comprometió a que Batasuna actuará de esta forma. Contrapartidas Tras mostrar su deseo porque estos hechos «no se repitan y desaparezcan cuanto antes», Permach demandó sin embargo que tampoco continúen las detenciones de colaboradores de ETA, que el Gobierno derogue la Ley de Partidos que facultó la ilegalización de Batasuna; que termine con la dispersión penitenciaria, y que ponga fin a lo que calificó de «estrategia de represión». Por ello se dirigió al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que responda «si le parece que es compatible o incompatible con los nuevos tiempos el mantenimiento de la ilegalización; el encarcelamiento de Arnaldo Otegi y otros líderes de la izquierda aberzale; las fianzas millonarias; la detención, tortura y encarcelamiento de Ibon Meñika, y otra serie de ejemplos que podríamos poner encima de la mesa». Insuficiente El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, señaló que, tras escuchar al dirigente de Batasuna, el Gobierno «toma nota». El portavoz gubernamental se mostró satisfecho porque con ese gesto el partido ilegalizado «recorre el camino que todos deseamos», que es el de rechazar la violencia y solidarizarse con las víctimas. El Gobierno no cree que los ataques perpetrados en Barañain y Guecho respondan a una estrategia diseñada por ETA, como ocurrió en la tregua de 1998, ni que obedezcan a órdenes de Batasuna. Tiene la impresión, más bien, de que se trata de actos de grupos de incontrolados o, a lo sumo, episodios aislados de 'kale borroka' que es improbable que tengan continuidad. El Ejecutivo está convencido de que no van a afectar al proceso abierto tras el alto el fuego porque la decisión de la organización terrorista, en palabras del ministro del Interior, tiene «bases sólidas».