| Crónica | Debut de la Gendarmería Europea |
Euroensayo en Toledo
Agentes de España, Francia, Italia, Portugal y Holanda realizan su primer examen con «fuego real» contra guardias civiles disfrazados de vándalos antes de intervenir en zonas en conflicto
Las destartaladas instalaciones de tiro del Ejército en Ontígola (Toledo) se convirtieron en un verdadero campo de batalla internacional. Agentes españoles, franceses, italianos, portugueses y holandeses combatieron por primera vez codo con codo contra supuestos rebeldes e insurgentes interpretados por fornidos guardias civiles disfrazados de vándalos. Fue la puesta de largo de la Gendarmería Europea (Eurogendfor), un primer ensayo con «fuego real» contemplado por representantes de los gobiernos de los cinco países, que en breve decidirán si esta unidad, creada en noviembre del 2004, ha alcanzado la madurez suficiente para llevar a cabo misiones de policía en situaciones de crisis post-bélicas fuera de la Unión Europea. Las maniobras Egex 06 transformaron ayer el viejo cuartel manchego de los Úsares de Pavía en Atlantia, una imaginaria isla en el centro del océano Atlántico, asolada por años de guerra civil entre las cuatro etnias existentes en el país. Hasta Atlantia desplazaron 200 de los más de 800 agentes con los que cuenta la Gendarmería Europea. La quinta parte de este contingente son guardias civiles de diversas especialidades. Su misión será mantener la seguridad ciudadana después de que los combates hayan cesado, el mismo objetivo que tendrá este cuerpo cuando salga de verdad más allá de las fronteras europeas. La UE espera que estos euro-gendarmes puedan sustituir cuanto antes a las costosos ejércitos europeos desplegados en zonas en conflicto. «Sobre todo se trata de ver si somos capaces de coordinarnos y comprobar que es posible llevar a cabo misiones conjuntas a pesar de que se trata de cinco cuerpos con diferentes protocolos», explica el comandante Francisco Vélez, uno de los responsables desde el cuartel general de las maniobras situado en las instalaciones de la Guardia Civil de Valdemoro. En este cuartel se coordinó en la distancia la crisis abierta en Ontígola. Uniformes verdes, azules y negros se mezclaron para atajar un ficticio brote violento en la capital de la isla, Alphaone. Buena nota Todas las órdenes se impartieron en inglés, aunque sólo los holandeses parecieron entenderlas al pie de la letra. A pesar de que ninguno de los cinco países comparte lengua, los gendarmes europeos pasaron con nota el primer examen. Inmensos agentes rubios de la Royale Marechaussé holandesa se unieron a menudos funcionarios de la Guardia Nacional Republicana portuguesa para contener a las masas exaltadas. Los Carabinieri italianos rodearon a los insurgentes mientras los gendarmes galos protegieron con sus escudos a sus compañeros transalpinos, a los que los falsos rebeldes lanzaron sin piedad piedras, ladrillos y cócteles molotov reales. Mientras, unidades de la Guardia Civil reforzaron todos los flancos. El ejercicio terminó con la primera carga policial conjunta de la historia de los antidisturbios europeos. Entre el tremendo caos provocado por las nubes de gases lacrimógenos y los botes de humo, los agentes de los cinco países se esmeraron por mantener la homogeneidad, aunque no pudieron evitar ciertos desfases: los antidisturbios holandeses, menos duchos en este tipo de acciones, no cargaron a la carrera como el resto; los italianos golpearon sus escudos para atemorizar a los manifestantes mientras sus colegas miraban con escepticismo la sonora maniobra; los escudos de los portugueses se quedaron pequeños frente a las defensas de los demás. Fuera del «escenario» mandos de los cinco países tomaron nota de esos detalles que todavía hay que pulir para actuar como una piña. «Aún así ha sido un éxito. La comunicación y la coordinación ha funcionado», señala el capitán Gabrielle de los Carabinieri. «Ya estamos listos para salir», apostillan dos altos funcionarios. Sin embargo, la última palabra la tendrá el Comité Interministerial de Alto Nivel de los gobiernos de los cinco países que en breve decidirá si el Eurogendfor ha alcanzado la mayoría de edad.