Diario de León

Un convoy se quedó varado y cerrado 35 minutos y otro 45 en un túnel

Cientos de personas quedan atrapadas en el metro de Madrid

Con los vagones a rebosar, algunos pasajeros sufrieron crisis de ansiedad

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Alejandro Posilio - redacción | madrid
León

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«Íbamos como sardinas en lata. Tras unos minutos de espera, unas personas intentaron abrir las puertas, pero el mecanismo de apertura no funcionaba. Pasados 35 minutos de agobios y con los nervios cada vez más de punta, vi a una mujer cuya cara cambiaba de color; empezó a gritar que no podía más y que necesitaba respirar, pero las puertas no se abrían. Después, a un señor le dio un ataque de nervios, y a alguien se le ocurrió hacer sonar las alarmas, lo que activó la apertura de las puertas». Este agobiante relato es de Silvia Valverde, uno de los cientos de pasajeros del metro de Madrid que ayer se quedaron atrapados durante 35 minutos en un convoy en la estación de Pacífico, de la línea 6. Esta situación de nerviosismo y angustia se multiplicó en otros cientos de pasajeros que también quedaron atrapados durante 45 minutos en el tren que circulaba detrás, con el agravante de que era en el interior del túnel. El incidente se produjo sobre las 9.15 de la mañana, en plena hora punta, con los vagones a rebosar y ya sin huelga de conductores. Un convoy se averió en Pacífico, donde quedó varado. El que le seguía se vio obligado a para en el túnel, a la espera que el anterior prosiguiera su camino hacia Conde Casal. «Una vez en el andén -continúa Silvia Valverde-, siguió la pesadilla, porque a nadie se le había ocurrido decir que no entrase más gente en la estación, y seguían pasando, mientras que los que estábamos dentro queríamos salir. Las escaleras eran como un campo de refugiados, con todo el mundo corriendo para todas las partes. El agobio y el nerviosismo se mascaba». Unos 45 minutos después de que el primero se detuviera y ante la imposibilidad de silucionar el problema, Metro habilitó un nuevo convoy en la otra vía, para que socorriera a los pasajeros retenidos en el interior del túnel. Se colocó en paralelo y comenzó el traspaso de gente. «Nadie nos explicó lo que pasaba. Hasta que un señor forzó una puerta para llegar al tren vacío, sobre todo para poder respirar mejor. Los demás le seguimos. Nadie nos dijo que ese tren venía a por nosotros», contó José, otro de los usuarios atrapados.

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