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Una hora con Simone

Brasileña. Sonrisa amable y sincera. 30 años y tres hijos en su país natal. Elige un nombre ficticio y habla sobre su vida. «No me siento una prostituta, sí una mujer que hace compañía a quien lo necesita»

Simone, tumbada en la cama redonda de la mejor habitación del club

Publicado por
M. Romero - león
León

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Simone huele a perfume caro. Pero es pobre. Al menos lo era cuando llegó a España hace ocho meses. Tiene 30 años. Con lo que gana, que es más de la nómina de un funcionario a punto de jubilarse, mantiene a sus tres hijos, que viven con los abuelos en su Brasil natal. «Allí volveré para quedarme a finales de año». En poco más de doce meses, Simone ha resuelto su situación económica y dejará la prostitución. «Yo no me siento una prostituta, para mí es un trabajo. Sí me siento una mujer que hace compañía a quien la necesita». Simone es un nombre ficticio. Como lo es parte de su vida. «A mis padres no les puedo decir esto. Cuando hablo con ellos por teléfono les digo que trabajo de camarera. No me gustaría que ellos supieran». -¿Cuánto ganas? -De 600 a 800 euros al mes. Algunas veces llego a 1.200. -... -¡Ah, perdón! A la semana, a la semana. -Dinero fácil. -Fácil no, rápido. Sonríe. Es la sonrisa amable y sincera que gana al cliente. Simone tiene una habitación alquilada en el Club León de Oro, uno de los cuatro de León asociados en Anela y cuya máxima es «no drogas, no menores ni mujeres obligadas». Dice estar «muy agusto» en un local que «ofrece garantías». Allí paga 35 euros diariamente por alquilar una habitación y por tres comidas diarias. Pero su hogar es otro. Al local sólo se acerca para conocer hombres. Lo que pase a partir de ahí no es incumbencia ni de los propietarios del club ni de nadie más. La prostitución no está perseguida, sino el proxenitismo. «Y aquí no hay de eso», confiesa. Simone vive con su novio -«es muy buena persona y él me ayuda»- y no ha vivido el sometimiento de un chulo . «Jamás, jamás, jamás me han tratado mal trabajando como prostituta. Quedamos, hablamos, estamos juntos y ya». Simone tenía un amiga en León. Esa amiga la introdujo en el alterne. El alterne la llevó a un club donde no la dejaban salir de compras sola. Sólo estuvo ocho días. Se fue y empezó de nuevo. -Pero, ¿por qué la prostitución? -Es una opción para las que no tenemos papeles. -¿Y cuándo se acabe, qué? Será muy difícil que encuentres un trabajo donde ganes más de 3.000 euros al mes. -Ya.

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