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El presidente andaluz dice que su comunidad no quiere más que nadie, pero tampoco menos

Chaves pide más consenso y espera que las Cortes mejoren el Estatuto

El PP le acusa de aprobar un texto «bueno para Carod e Ibarretxe pero no para los andaluces»

Publicado por
Cecilia Cuerdo - sevilla
León

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Un abrazo entre los diputados del PSOE y los de IU selló este martes, como estaba previsto, la aprobación en el Parlamento de Andalucía de la reforma del Estatuto de Autonomía. Los 67 escaños de ambas formaciones (61 y 6, respectivamente) bastaron para imponerse a los 37 de PP y 5 del Partido Andalucista, que se oponían, aunque por razones opuestas, a la reforma. El texto iniciará su tramitación en las Cortes Generales el 23 de mayo. El presidente de la Junta, Manuel Chaves, resaltó que el texto reúne condiciones «suficientes» para obtener «el más amplio respaldo» de los partidos y se mostró convencido de el Congreso de los Diputados «ajustará» la reforma a las necesidades del Estado. En el debate previo a la votación del nuevo Estatuto, Chaves defendió que el reconocimiento de esa autonomía como una «realidad nacional» en el preámbulo es la «reafirmación coherente y consecuente de la definición de Andalucía como nacionalidad». «Andalucía tiene una fuerte identidad, es algo innegable. Esa identidad se fraguó en 1980 y es reconocida y respetada», afirmó. El presidente de la Junta subrayó que se trata de una propuesta que aspira al máximo techo de autogobierno dentro de la Constitución española «sin pretensión de arrebatar nada a nadie». «No queremos ser más que nadie, pero tampoco queremos ser menos que nadie. Andalucía tiene su propio proyecto, sigue su propio camino y ha vuelto a hacer una importante contribución al estado de las autonomías», destacó. Chaves recordó que el dictamen del Consejo Consultivo avaló «plenamente» la constitucionalidad de la propuesta y despejó «cualquier duda sobre el desarrollo asimétrico del Estado». En cualquier caso, consideró que «ningún estatuto por sí mismo resuelve nada», sino que depende «de la inteligencia y las manos» de quien lo gestiona. Explicó que la alusión a la «realidad nacional» de Andalucía en el preámbulo es una «simplificación y clarificación» de la definición del texto de 1981, que habla de «nacionalidad», y garantizó que «España no se va a romper y Andalucía menos» porque los andaluces se sienten «españoles de forma clara y rotunda». Altura de miras El PP consideró la aprobación del estatuto «la peor de las noticias» por la división política generada. «Vamos a pasar de un estatuto de todos a uno excluyente, de la unanimidad a la división y la discordia», auguró el portavoz parlamentario de los 'populares', Antonio Sanz, quien afirmó que el presidente de la Junta «pasará a la historia como el padre de la desunión y la división». Criticó que se eliminara «por vergüenza» la referencia a la unidad de España y pidió a Chaves que rectifique su postura ante un estatuto «que es bueno para el presidente de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, y para el lendakari vasco, Juan José Ibarretxe, pero no para los andaluces». «La peor manera de defender a Andalucía es querer ser antiespañol», dijo Sanz, quien se mostró convencido de que es «una tomadura de pelo decir que es una reforma de primera porque nos reconozcamos como realidad nacional» o porque se parezca más al texto catalán. La falta de consenso centró también las críticas de la portavoz del PA, Pilar González. Reconoció que la reforma es «innovadora y avanzada» en algunos aspectos, pero denunció que «no culmina» ni «sienta las bases» de la igualdad entre los andaluces con el resto de españoles porque «el proceso se ha decidido por intereses ajenos» a la región. Reclamó que Andalucía sea una nación «porque los andaluces quieren ser iguales a los demás».

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