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Muy caro en inversiones, pero sin apenas costes en gastos de personal y averías

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A. Núñez - león
León

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León es la única ciudad de la autonomía que cuenta, aúnque sólo sea en una zona muy limitada, con recogida neumática de basuras, un sistema que comenzó a implantarse en los países nórdicos hace ya varias décadas, pero que no llegó a España hasta mediados de los ochenta, cuando se ensayó en unas pocas urbanizaciones de lujo de Madrid (Majadahonda) y Mallorca. Todavía hoy sólo una docena de capitales de provincias cuentan con instalaciones de este tipo, la mayoría de ellas limitadas a las barriadas o cascos históricos. Lo mismo que en el caso de León esta prioridad no es casual: precisamente los centros antiguos de las ciudades presentan los mayores problemas para la retirada de residuos urbanos, con calles sinuosas a las que tienen difícil acceso los camiones convencionales de recogida de basuras, además de complicarse el almacenamiento de contenedores en zonas que generalmente se quiere promocionar como focos o escaparates turísticos. A mayores suele tratarse también de áreas saturadas de establecimientos hosteleros, tanto de día como de bareas nosturnos de copas, lo que multiplica varias veces la producción de residuos urbanos de todo tipo. Limpio y sin olores Tanto en León como en otras ciudades como Vitoria, Palma de Mallorca o Sevilla (barrio de Triana) la recogida neumática se ha ensayado con éxito de forma más o menos coincidente en el tiempo con la experiencia leonesa. En total son poco más de una docena las ciudades españolas que cuentan con este servicio, incluyendo entre ellas Madrid y Barcelona, aunque de momento todas se limitan a colocarlo en las zonas más emblemáticas sin extenderlo a la totalidad de los cascos urbanos. La razón es sencilla: el coste inicial de las instalaciones es muy elevado para lo exiguo de casi todas las arcas municipales, de forma que inicialmente es un lujo reservado a unos pocos barrios, aunque luego salga barato, porque, como en el caso leonés, todo el servicio está informatizado y basta una persona para controlarlo, salvo que se produzca alguna rara emergencia. También el funcionamiento es totalmente limpio. La red de transporte de la basura discurres subterráneamente en tuberías de medio metro de diámetro, se pone en funcionamiento tres o cuatro veces al día, repartidas entre residuos orgánicos e inorgánicos, y acaba compactada y triburada en pocos minutos después de ser arrastrada por una corriente de aire a 70 kilómetros por hora. También en la central de recogida final existe ausencia total de olores, ruido o contacto con los residuos, que acaban en dos contenedores herméticos donde se compactan para acabar en el CTR provincial.

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