Diario de León

Manual de un vendedor de sellos

Los presuntos estafadores ofrecían como reclamo beneficios de hasta el 40% de los valores filatélicos adquiridos a través de cinco operaciones de inversión distintas

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Marco Romero - león
León

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El reclamo era más que tentador: invertir en valores tangibles con una rentabilidad estimada de hasta el 40% en algunos casos. Se vendía un producto accesible a cualquier particular -la inversión mínima era de 240 euros anuales- y la ventaja de poder disponer físicamente en propiedad de estos bienes, lo que en teoría supondría una garantía para el inversor frente a la tenencia de acciones, obligaciones, pagarés, imposiciones bancarias u otro tipo de inversiones documentarias. Todos estos datos y otros muchos figuran en la documentación que manejan los comerciales de las delegaciones provinciales de Afinsa, una de las dos sociedades involucradas en la presunta estafa multimillonaria. Como se autocaracteriza, Afinsa es una organización de gestión integral en el campo de los bienes tangibles y una asesoría especializada en la inversión patrimonial. La filatelia acapara el 80% de su volumen de negocio, actividad por la que facturó más de 196 millones de euros sólo en el 2002, últimos datos a los que ha tenido acceso este periódico a través de fuentes cercanas a la empresa. Afinsa ofrecía a sus clientes hasta cinco operaciones distintas de inversión, cuyo crecimiento anual superaría supuestamente «con creces» la devaluación monetaria y los beneficios que en el mismo plazo ofrecían otros planes de ahorro-inversión. Por ejemplo, por una cantidad mínima de 6.000 euros se garantizaba una rentabilidad del 8% al sexto año vencido, o del 5% al tercer año. Sólo tributaba la plusvalía A estos beneficios, y a pesar del testimonio publicado ayer en este periódico, sumaban como «elemento nada desdeñable» supuestas ventajas fiscales. Pero la actual legislación fiscal española contempla que los beneficios obtenidos por el inversor filatélico tributen como ganancias patrimoniales en el Impuesto de la Renta sobre las Personas Físicas (IRPF). En resumen, es como si se tratara de una composición de lotes, donde cada lote se compra y se vende por separado, de forma que tributa sólo por la plusvalía que se aplica individualmente a cada uno. En el adiestramiento de sus comerciales, Afinsa daba por hecho que la filatelia financiera crece una media de 2,86 puntos por encima del IPC y que los valores filatélicos se revalorizaron un siete mil por ciento durante el pasado siglo. El contrato que firmaban los clientes para el denominado Plan de Ingresos Complementarios -el producto estrella de Afinsa- tenía por objeto constituir un supuesto patrimonio filatélico mediante la adquisición por parte del inversor o de Afinsa de lotes de valores filatélicos con la posibilidad de su posterior enajenación. El pago podría hacerse anualmente o fraccionado en periodos mensuales, trimestrales o semestrales. Tres años, mínimo Como poco debían de pasar tres años para que el cliente pudiera recuperar su patrimonio a través de una venta que debería encargar obligatoriamente a Afinsa. Como mínimo, la empresa garantizaba que el valor de la venta equivaldría a la suma de los precios netos de adquisión de sus lotes, con un incremento de al menos un 5% de interés anual a partir de los tres años desde la firma del contrato.

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