| Reportaje | Ubalda Álvarez Álvarez |
«Estuve dos años sin permitir que nadie me tocara, ni un sólo roce»
Tenía 31 años y dos hijas pequeñas cuando la colza destrozó su vida. Ahora, 25 años después sigue en tratamiento psicológico y admite que nunca se curará
El aceite quebró la vida de Ubalda con 31 años y dos hijas menores. Las pequeñas tenían cuatro y nueve años cuando una garrafa contaminada entró en su casa. A los pocos días, Ubalda empezó a sentir una fatiga indescriptible y sensación de asfixia. Ahí empezó su calvario que dura ya 25 años. «Lo peor ha sido no poder hacerme cargo de mis hijas. No las he podido cuidar nunca», explica ahora. «Estuve dos años sin poder pelar una patata, dos años en los que no podía resistir ni el más mínimo roce. Cuando ellas se acercaban yo decía no me toquéis», relata e indica con un gráfico gesto estirando sus manos. Un mes ingresada en el Hospital determinó el diagnóstico. Cientos de pruebas a su marido y sus hijas confirmaron que ninguno de ellos padece la enfermedad. «Es imposible, comíamos todos lo mismo. La pequeña tomaba todas las salsas y no tiene ni el más mínimo rastro de la enfermedad. ¿Cómo puedo yo creer que fue el aceite?», se pregunta Ubalda. Esta mujer toma hoy cuatro pastillas diarias, sigue en tratamiento psicológicos desde hace más de dos décadas y padece dolores continuos. Su periplo médico le lleva una vez cada tres meses, cómo mínimo, a la unidad médica de seguimiento de la enfermedad y prácticamente todas las semanas a su médico de cabecera. Durante tres años, un médico naturista le sometió a un tratamiento para «purificar» su sangre. «Creían que tenía leucemia, no tenía glóbulos rojos y eso se mostraba en mi piel, no soportaba ni un roce», declara. Ahora, explica, «aún siento dolor cuando me tocan» En cuanto a las indemnizaciones cobradas, Ubalda como portavoz improvisada de todos los afectados de León sostiene que no hubo justicia. «No nos han dado prácticamente nada, hemos tenido que devolver casi todo», agrega. Esta mujer pide que se investigue más sobre la enfermedad porque, apunta, «no se está haciendo nada y nunca es tarde, quizá no podamos curarnos porque nadie lo ha hecho, pero mejorar...» «Veinticinco años después algunos enfermos van a quedar en la calle, tirados como perros» LUIS ALBERTO DÍAZ Abogado «Para qué hablar si a nadie le importa ya cómo estamos» Un enfermo de Escobar «Lo peor de la enfermedad pasó pero quedan años para investigar qué pasó por el bien de los enfermos» MANUEL POSADA Director del Cisat «Los periodistas siempre habláis de lo que cobramos y por eso nos miran mal» Esposa de un afectado «Los médicos nos dijeron que era algo intestinal y nos dieron un jarabe. El niño murió en la ambulancia, en brazos de su madre» CARMELO VAQUERO Padre de la primera víctima