Diario de León

ESCOBAR: EL PUEBLO RÉCORD

«Quisiera olvidarlo todo. Aquí la gente no quiere saber nada»

Escobar de Campos, en una imagen retrospectiva de aquellos años

Escobar de Campos, en una imagen retrospectiva de aquellos años

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Escobar de Campos saltó a las primeras páginas de los periódicos en mayo de 1981. El foco mediático se asentó sobre esa pequeña localidad, la entrada a León desde la provincia de Valladolid, por un triste récord, más del veinte por ciento de sus vecinos estaban afectados por el síndrome tóxico. Un camión de venta ambulante dejó allí varias muertes y decenas de enfermos crónicos graves. Ahora, un cuarto de siglo después, nadie quiere hablar del tema en el pueblo. «Quisiera olvidarlo todo. Son tantos años ya...», indica por teléfono uno de los enfermos con la voz rota. Pide disculpas por no colaborar con el reportaje pero asegura que es necesario seguir sin mirar de nuevo atrás. «Aquí la gente ya no quiere saber nada. No hay nadie que quiera hablar del tema después de tantos años», recalca otro vecino pocos minutos después. El sentimiento de necesidad de olvidar no se limita a este pueblo donde llegaron a contabilizarse 24 enfermos de poco más de 120 residentes. El obispo de León celebró con estos enfermos la primera Navidad tras detectarse la enfermedad, reconociendo así la alta incidencia de la intoxicación en el pueblo. Los enfermos de toda la provincia ahora están ya cansados de tanto hablar y sólo los miembros de la asociación de afectados consideran que es necesario «recordar, que no caiga en el olvido». «Seguiré hablando siempre porque si no está se tapará y olvidará», recalca Abel Fernández, afectado a los 20 años y ahora presidente de la Asociación. El dinero cobrado en las indemnizaciones es la razón de fondo que explica ese deseo de anonimato y silencio. «Los periodistas estáis todo el tiempo hablando de lo que hemos cobrado y eso hace que en los pueblos nos miren mal, con envidia o como pedigüeños. Yo devolvería todo lo que hemos cobrado por no pasar otra vez por esto», apunta la mujer de un afectado. «Me da pena verme en los periódicos. Es como si todo volviera. Sé que no me voy a curar, pero recordarlo todo y ver lo mal que estuve en aquel hospital», dice una de las ocho afectadas por gran invalidez que hay en León. Esta mujer de poco más de setenta años apenas puede moverse y tiene deformidades dolorosas en pies y manos. «Para qué recordar ahora todo. Bastante lo recordamos todos los días», dice resignada a la vez que se niega a participar en un reportaje. «Entiendo que tengáis que hacerlo, pero no es necesario que nosotros hablemos», recalca. Aunque no quieren dar la cara los enfermos explican que debe quedar claro que no han cobrado ni la mitad de lo que se dice y que muchos quedarán sin un «duro» en apenas tres o cuatro años, cuando se acabe la indemnización. «¿Cómo explicar que después de veinte años y con todo lo que se ha hablado no tengo ni para comer?», dice lamentándose.

tracking