Diario de León

¿Qué confirió al aceite de colza su poder letal?

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La importación del aceite de colza estaba prohibida en España en los años ochenta para uso alimentario y sólo se permitía su entrada para uso industrial como lubricante, mezclado con un tóxico para indicar a los inspectores de aduanas que no era apta para el consumo. No obstante, según recoge el boletín oficial del Centro de Investigación del Síndrome del Aceite Tóxico, una de las redes comerciales desvió varias partidas de aceite de colza con anilina (el tóxico utilizado para que no fuera combustible) a una refinería de Sevilla. Allí el proceso de refinado no salió como se esperaba, la anilina en lugar de desaparecer con el refinado reaccionó con otros compuestos naturales y produjo otros elementos nocivos para el consumo llegado a generar más de 60 sustancias químicas no conocidas hasta entonces. El aceite por ese proceso conocido técnicamente como desodorización se convirtió en un tóxico «agresivo» que no ha podido reproducirse en laboratorio un cuarto de siglo después. El líquido así obtenido se mezcló, posteriormente, con otros aceites como el de orujo, pepita de uva o girasol lo que hizo que la composición tóxica de las garrafas no fuera similar en ningún caso. De este modo, como resultado de las divisiones, ninguna botella tenía el mismo poder de «enfermar». La conspiración americana Los enfermos siguen hoy preguntándose si realmente fue el aceite el agente contaminante. «¿Por qué en mi casa, donde todos comíamos lo mismo sólo hay dos afectados y tres personas sin ningún síntoma?», se preguntan. La predisposición genética ahora descubierta y la variación de toxicidad entre unas botellas y otras podrían ser la explicación plausible. No obstante entre ellos como en la red aparecen teorías paralelas, sostenidas por declaraciones de forenses y médicos implicados en las primeras investigaciones que se echaron atrás de sus primeras indagaciones contra el aceite. La más exitosa de estas teorías mantiene que la enfermedad nació de un experimento bacteriológico llevado a cabo en la base americana de Torrejón de Ardoz que salió mal. Al descubrirse los primeros casos, mantiene esta teoría de la conspiración, los americanos infectaron alimentos para desviar la atención.

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