Rajoy sostiene que España es un país «fácil» y que las mafias lo saben Blanco acusa al PP de utilizar el lenguaje de la «derecha extrema» europea
Mariano Rajoy reclamó ayer el endurecimiento de las penas para las «nuevas formas» de delincuencia que han aparecido en España. El líder de la oposición aprovechó su intervención en la convención celebrada este fin de semana por el PP de Valencia para denunciar la «peculiar y pintoresca» forma que tiene el Gobierno de luchar contra los llamados secuestros exprés, los asaltos a las viviendas ocupadas o las mafias de personas. Realidades a las que, a su juicio, no se presta la suficiente atención. En un adelanto de lo que será su discurso en el debate sobre el estado de la nación de mañana, exigió «más contundencia» también un «mayor criterio político» frente a la inmigración. El presidente del PP no fue tan explícito como el número dos de su formación esta semana a la hora de relacionar ese tipo de crímenes violentos con la masiva afluencia de extranjeros a y falta de control en las fronteras. Sin embargo, abordó ambas cuestiones con idéntico espíritu crítico. Así, reclamó que se adapte la legislación a las circunstancias actuales, tanto para hacer frente a las bandas de delincuentes como la que este viernes fue detenida en Tarragona, como para evitar los problemas derivados de la inmigración. «España -dijo- es el país más fácil de Europa para aquellos que trafican con personas, y las mafias lo saben». Rajoy aseguró que considera «bueno» que entren en el país personas «honradas y decentes que puedan ganarse la vida dignamente», pero insistió en que la capacidad de acogida de los Estados es limitada y exige un cierto orden . Por ese motivo, recriminó una vez más al PSOE que pusiera en marcha el pasado año la «mayor regularización de la historia de España» como principal medida en materia migratoria. Su propuesta: «Quiero que se cumpla la ley y que se defiendan las fronteras; es la política buena para los españoles, las personas que han venido de fuera y los que pretenden venir en el futuro», aseveró. De este modo, descartó implementar un nuevo proceso de regularización de inmigrantes en caso de que su formación llegue al Gobierno. El PP llevó a cabo cuatro durante los ocho años de José María Aznar en la Moncloa. Pero Rajoy aseguró que no está a favor de esta medida y que no la aplicará porque «ya no se hacen en ningún país de Europa». Además, señaló que «debe hacerse un esfuerzo de integración por parte de los que estamos aquí pero también de los que llegan» porque «tienen los mismos derechos pero también los mismos deberes». La pasada semana, el secretario general de su partido, Ángel Acebes, relacionó directamente la delincuencia organizada en España con la oleada de cayucos que llegan a Canarias, unas declaraciones que provocaron estupor en la clase política. Especialmente porque Acebes es ex ministro del Interior. José Blanco acusó ayer a Mariano Rajoy y Ángel Acebes de utilizar el mismo lenguaje que la «derecha extrema» de Europa frente a la inmigración. En un acto de su partido en la localidad toledana de Talavera de la Reina, el secretario de Organización del PSOE echó en cara a los dos máximos dirigentes del PP que relacionen crimen con extranjería. «Que miren a la cara de la gente que trabaja en sus casas y que les digan que son unos delincuentes, que lo hagan si tienen el valor de aguantar su mirada», espetó. El número dos del PSOE aseguró que, con el PP en el Gobierno y siendo Acebes ministro de Interior, entraron en España un millón de inmigrantes irregulares, se cometieron «más delitos que nunca», y se perdieron 8.000 efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Ahora, según defendió, el Gobierno socialista «está haciendo lo que ellos no hicieron para garantizar la seguridad de los ciudadanos», aumentando los medios para combatir el crimen organizado y el tráfico de seres humanos. El Gobierno del PSOE, afirmó, «está corrigiendo la situación heredada» de los Gobiernos presididos por José María Aznar. Blanco también incidió en que el Ejecutivo socialista está trabajando para lograr que la inmigración que llega a España sea rigurosamente legal y «ordenada», advirtiendo a los inmigrantes que lleguen de forma irregular que serán repatriados a su país de origen.