Diario de León

CRITICAN LA POSTURA DEL PP PESE A LAS «RETICENCIAS» DEL PP LA IGLESIA

CiU, PNV e IU apoyan la cita con Batasuna Vitoria dice que la paz tiene «pilares firmes» Rouco apuesta por la reconciliación «Mariano ya tiene cara de primo»

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Las fuerzas minoritarias en el Congreso acudieron en auxilio del Gobierno y respaldaron el diálogo de los socialistas vascos con Batasuna sin esperar a que ETA renuncie a la violencia. Los portavoces de los tres grupos en la cámara reprocharon además al PP que se escude en esa iniciativa para romper el consenso con el Ejecutivo sobre el proceso de paz. El Gobierno vasco está convencido de que el proceso de paz abierto con el alto el fuego de ETA «va bien». El Consejero del Interior del Ejecutivo autonómico, Javier Balza, dijo ayer en Bilbao que, pese a las «reticencias» del PP, el camino abierto tiene «pilares firmes» y hay «voluntad política» en los partidos de que concluya con éxito. El cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, manifestó ayer que para que el proceso de paz culmine con el fin del terrorismo no puede soslayarse el perdón para conseguir la reconciliación. Rouco cree que la paz sólo prosperará con «arrepentimiento, propósito de enmienda, confesión y reparación». El PP decidió romper su relación con el Gobierno en el proceso abierto por el alto el fuego de ETA. Tras el anuncio del diálogo del PSE con Batasuna, Mariano Rajoy acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de «romper las reglas del juego» al incumplir las condiciones que le señaló para compartir el camino hacia el final de la violencia. En consecuencia, dijo que si se produce el encuentro del PSE con el partido ilegal se considera «liberado» del respaldo que ofreció al presidente del Gobierno el pasado 24 de marzo cuando se reunieron en La Moncloa y acordaron compartir el proceso abierto por el alto el fuego. «Esto es un engaño a todos los españoles y yo no lo puedo apoyar de ninguna manera», añadió en una entrevista con la Cope. «Voy a denunciar políticamente esta actitud, en las Cortes diré que no puedo estar de acuerdo y volveré al ejercicio de la oposición», anunció Rajoy. Regresar al momento anterior al 22 de marzo supone que el PP va a utilizar el terrorismo en el Parlamento para controlar al Ejecutivo. De hecho, el Grupo Popular del Congreso ha elaborado ya una resolución -para votar en el próximo pleno como consecuencia del debate sobre el estado de la nación- en la que recoge las líneas rojas que definen el marco en el que defienden que debe moverse el proceso para el fin de la violencia. Será también un mensaje tranquilizador a las bases del partido, que vieron con disgusto la decisión de su líder de evitar la discusión con el presidente del Gobierno sobre ETA en la primera jornada del debate de la nación, mientras que éste se reservó el anuncio del diálogo con Batasuna para la segunda sesión, al margen del PP. «Es que no nos fiamos», explicó un miembro de la cúpula del PP que da por hecho que ya nada será igual en las relaciones del primer partido de la oposición y el Ejecutivo aunque el presidente dé marcha atrás en su anuncio de conversaciones con Batasuna. «Ya contábamos con la rectificación», abundó en referencia a las matizaciones aportadas por el presidente e insistió en que ésta es la manera de actuar de Rodríguez Zapatero que, en su opinión, «dice una cosa y la contraria en poco tiempo». «Mariano no puede seguir como hasta ahora porque ya tiene cara de primo por la canallada que le ha hecho Zapatero», alegó un dirigente que ha respaldado la decisión de su líder de romper la colaboración con el presidente del Gobierno. «Cantamañanas» El propio Rajoy demostró su tremendo enfado con Rodríguez Zapatero en un breve comentario informal que hizo a los periodistas durante la recepción que siguió a la inauguración del nuevo edificio del Congreso: «Yo no he cambiado de posición», alegó cuando fue preguntado por su decisión de desmarcarse del Gobierno, «sólo un cantamañanas cambia de posición», espetó. El PP tuvo que explicar luego que no se refería al presidente del Gobierno. Otra de las consecuencias será que el partido opositor saldrá a la calle y se sumará a la manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo para el 10 de junio. Había división de opiniones en el PP sobre la conveniencia de que el líder asistiera. Pero el cabreo de Rajoy y la percepción de que perdió el debate contra Zapatero inclinaron la balanza.

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