| Informe | Balance de UGT |
España e Italia sumaron un millón de nuevos inmigrantes en el 2005
Las pateras y los cayucos subsaharianos son sólo una gota de agua en el mar de las migraciones hacia Europa, que se multiplican como consecuencia de las continuas entradas por carreteras y aeropuertos
El fenómeno de la inmigración, tanto la legal como la clandestina, se deja sentir en León, aunque en mucha menor medida que en la media del territorio nacional, según UGT. Y las estadíasticas son concluyentes: frente al millar de regularizaciones tramitadas aquí durante el periodo de legalizaciones extraordinarias de hace un año en el conjunto de España se presentaron casi 700.000 solicitudes. Ecuador, Rumanía, Marruecos y Colombia fueron con gran diferencia los países que aportaron un mayor número de trabajadores. Según UGT, las migraciones han seguido o cambiado rutas por vecindad (el Magreb) o parentesco cultural (naciones del Este), en función también de las normas nacionales que abrían o cerraban fronteras a los que llegaban de fuera, especialmente España, que las abría de par en par con el actual Gobierno. «La variación en los flujos migratorios son producto de la propia normativa en materia de extranjería, de la ampliación o proyectos de ampliación de la Unión Europea o de situaciones que afectan o han afectado a los países de origen (...). Ecuador y Rumanía son los que representan los factores de cambio antes reseñados y han ido ganando peso en el volumen de población extranjera, especialmente en los últimos cinco años, en relación al país tradicionalmente emisor de flujos hacia España, Marruecos». El informe no contempla las últimas alarmas por la afluencia de población subsaharianaa las islas Canarias y, de allí, a la península, pero da por supuesto que estadísticamente es un problema menor. «Los datos provisionales de población de la UE del año 2005 señalan que casi la mitad del incremento de población de origen exterior, unos dos millones de personas, corresponde a los flujos migratorios recibidos o regularizados por España e Italia, compensando el descenso en el crecimiento natural de la población europea(...). La inmigración, como tal fenómeno, no es un problema, sino una realidad que, dependiendo de las políticas que se pongan en práctica para gobernarla, acentuará sus impactos positivos o negativos sobre los países de destino y los países de origen». La esperanza de los sindicatos es que el proceso de regularización al año pasado sirva para eliminar ilegalidades futuras. Pero parece que son ahora más que antes.