Diario de León

El resultado tendrá una repercusión directa en los próximos candidatos del PSC y ERC

Los catalanes deciden hoy su futuro en un referéndum nacido de la crispación

Los partidos catalanes acuden a la consulta con la vista puesta en el adelanto electoral

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P. de las Heras - barcelona
León

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Los partidos catalanes están con el alma en vilo. Unos más que otros. La campaña para el referéndum del Estatut debía haberse centrado en un texto que, según los partidarios del «sí» -PSC, CiU e ICV- supone un gran avance para el autogobierno de Cataluña y un paso en el reconocimiento de su identidad «nacional»; según ERC no mejora nada, y según el PP, impone un modelo social de izquierdas y acaba con la igualdad entre españoles. Todos se comprometieron a ello. Pero en la práctica, el tema de debate ha sido otro. Con la aprobación del proyecto asegurada, los resultados servirán para determinar el futuro de los candidatos, sobre todo, del PSC y ERC. Nadie pronosticaba cuando el Estatuto salió del Parlamento catalán el pasado 30 de septiembre que las cosas adquirirían este cariz. El acuerdo en La Moncloa entre José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas y la decisión de los independentistas de asumir el no rotundo de sus bases a una propuesta de la que fueron copartícipes ha acabado por salpicarlo todo. Pasqual Maragall se vio forzado a romper el tripartito. Y con el horizonte de una próxima contienda electoral es difícil pedir a los políticos que se olviden de sí mismos y dediquen sus esfuerzos a explicar a la ciudadanía cómo les afectará el Estatut. El PSC ha demostrado una escasa voluntad por soterrar el debate en el que está sumido: si su próximo candidato a la presidencia de la Generalitat volverá a ser, pese a todo lo que ha llovido, Pasqual Maragall o si tomará el relevo el secretario general del partido y ministro de Industria, José Montilla. Los votos a favor del sí y la participación que se logre este domingo tendrán un peso específico en la balanza. Si cabe interpretar que el ex alcalde de Barcelona ha recibido un espaldarazo de sus electores, será difícil ejecutar un cambio que muchos socialistas consideran obligado. El caso de ERC es diferente. Los independentistas no han aireado sus interioridades como el PSC, pero un bajo porcentaje de votos negativos -algunos dirigentes sitúan la barrera en el 30%- puede alterar sus equilibrios internos.

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