Diario de León

La provincia lidera la primera asociación nacional de pequeños inventos, con sucursales en el noroeste, Madrid y Sevilla

Casi 50 patentes de inventores leoneses buscan mercados en todo el mundo

Algunas han conseguido medallas de plata en salones internacionales, como el de Ginebra

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Antonio Núñez - león
León

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Están más bien a medio camino, tirando por abajo, entre Einstein y el que descubrió la rueda, pero no se dan por vencidos y aquí han creado la Asociación Nacional de Inventores «Reino de León», que se llama así no porque el viejo reino mande en toda España, sino porque en el registro les dijeron que había que poner algo más que sociedad de inventos a secas. Su presidente es desde hace tres años Mariano Miguel Caballero, que en este tiempo ha logrado aglutinar a un total de 65 asociados y no menos de medio centenar de patentes, la mayor parte de los cuales son leoneses, aunque tampoco faltan gallegos, asturianos, cántabros, vascos y, desde este misma semana, sevillanos. Allí se acaba de abrir una nueva sucursal. La asociación de inventores Adis surgió para defender los intereses de inventores espontáneos, que, lejos de los laboratorios y grandes empresas de investigación, descubrían esporádicamente pequeños remedios para grandes problemas. Se empezó con un veintena de afiliados que ahora se han triplicado y extendido por casi todo el resto del país, menos por el Mediterráneo, desde donde poco a poco también empiezan a llegar consultas para apuntarse. Premios y prototipos La mayor parte de los artilugios inventados en León están aún en fase de prototipo a la espera de que alguien se interese por ellos. Suponen aproximadamente dos dos tercios del total, pero el resto han conseguido ya un gran éxito de mercado que se está comercializando en todo el país y, en ocasiones, también en el extranjero. Algunos han conseguido igualmente premios en ferias internacionales, como un un «dispositivo de cambio de marchas con piñones de corona en espiral para bicicletas» que mereció el año pasado una medalla de plata en el Salón Internacional de Invenciones de Ginebra. Su diseñador, Santiago Arnés Carrasco, vive en San Sebastián, aunque nació en León, y comercializa el producto a través de varias marcas con crecientes beneficios y sin darle mayor importancia: «es un doble cambio de marchas para bicicletas», según se lee en la publicidad de su producto marca Starnes, «con el que se consigue coger mayor velocidad, además de hacer la pedalada más relajada, debido a que se realiza un menor esfuerzo». El resto ha tenido una suerte variopinta, manteniéndose a la espera de subvenciones o de financiación privada, salvo en los casos de que las patentes pertenezcan a empresas «en sectores como el de la pizarra, textil, maquinaria agrícola o transportes, porque entonces fabrican ellos mismos». Se trata generalmente de sistemas de mejora en la producción, a las que de vez en cuando se añade algún autónomo que va por libre y que distribuye y atiende él mismo los pedidos: en Veguellina, por ejemplo, un ferretero vende a toda España miles de trampas para topos de jardín.

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