Sillas de cartón, bañeras sin goteras ni fugas y tendederos caseros sin pinzas

El catálogo de inventos registrados desde León es de lo más variopinto y alguno de ellos están siendo ya comercializados masivamente. Por ejemplo, la llamada «silla alisia» para grandes convenciones y concentraciones humanas, que ha patentado un maño afiliado a la asociación de inventores leoneses, tal vez porque es la única que hay para defender sus derechos a nivel nacional: la silla es plegable, de cartón, se vende al precio de un euro, pesa unos 800 gramos y aguanta hasta cien kilos. En las últimas visitas a España del Papa, jefes de estado y famosos se las ve a menudo. Otro invento no menos llamativo es un tendedero de ropa sin pinzas, que consiste en poner una simple goma paralela al hierro del colgadero, incluso los plegables, con la cual todo queda perfectamente sujeto. El ustensilio aún no ha encontrado un fabricante que lo distribuya masivamente, pero su inventor no lo descarta, «aunque esto a las fábricas de pinzas no les va a hacer mucha gracia». En el catálogo de la asociación leonesa de inventores esperan aún sin éxito a alguien que quiera apostar por, entre otros, las siguientes patentes: una plataforma de apoyo para sillones de peluquería o cualquier profesional que pase muchas horas de pie con problemas de espalda, cervicales o lumbares; dispositivos para colocar y quitar lentes de contacto sin apenas tocar el ojo; de tatuaje solar, colocando sobre la piel la simple plantilla de un dibujo o grabado; bañeras que no pierden agua con el uso diario y que ahora ocasionan pérdidas millonarias en los domicilios tanto a particulares como a las compañías de seguros, etcétera. Entre las últimas novedades de los inventores leoneses figura también un sistema de vasos comunicantes para bodegas de vino que elimina la artesanal y trabajosa tarea de rellenar las barricas, una a una, a medida que. con la fermentación ,pierden mosto. También un sistema de publicidad norturna para proyectar, según reza la descripción «en las paredes de los edificios cosmopolitas, porque ese es el futuro del sector». O un colocador de cajas empotradas destinado a la albañilería y que lo mismo vale para huecos de instalaciones de luz que para colocar piedras de mármol, «todo ello a la medida y con el mínimo esfuerzo, un modelo puntero para la construcción». La patente que por ahora tiene más problemas, y no precisamente con el registro industrial sino más bien con el Seprona, es un aparato para la captura de conejos salvajes «y eliminar así los daños que ocasionan principalmente en autopistas y aeropuertos». El problema es que el inventor quiere explotarlo para poner su propia granja y eso no es ecologista.