«Lo más preocupante, la relajaciónactual en la prevención general y la muerte social de los enfermos»

La asociación Aclad fue la primera en hablar públicamente del sida en León, en 1986, en una charla en el instituto Juan del Enzina. Su presidenta, MªÁngeles Escribano, subraya que «es increíble que veinte años después se siga infectando gente por vía heterosexual», lo que evidencia el fracaso y la «relajación que hay en la prevención de la población general». Aclad había nacido un año antes para trabajar contra la drogadicción y entre los toxicómanos se dieron la mayoría de casos de sida en León (como en España) en aquellos primeros años. La responsable de la oenegé lamenta que el esfuerzo realizado en el campo asistencial no haya servido, en cambio, para evitar que los enfermos sean sometidos «a la muerte social». Y no sólo de personas que ven la enfermedad desde lejos, sino incluso de algunas familias. El desconocimiento acerca de la enfermedad sigue siendo supino, aseguran, y pese a que está probado científicamente que las vías de contagio son la sangre, las relaciones sexuales y la transmisión de madre a hijo (cada vez más controlada) hay personas que «no tocan o dan a los enfermos cubiertos especiales por miedo». Sin embargo, observan una gran carencia en la prevención real y proponen que la lucha contra la transmisión se realice de manera formal y normalizada desde los programas de los centros de salud. «Ya no existen las tres «h», los tres grupos de riesgo que se estigmatización y la administración tendría que implicarse más y con más medios», añade Escribano. Aclad dispone de un piso de acogida para personas con VIH desde hace diez años y ha atendido en este tiempo a 119 personas, de ellas 93 hombres y 26 mujeres. En este tiempo, pero sobre todo en los primeros años, han muerto 16 personas acogidas. Gestiona de un centro de emergencia social que proporciona ducha y ropa interior nueva, set de aseo, café y apoyo social y jurídico con la misión prioritaria de «crear un ambiente de respeto» hacia las personas que lo usen, no necesariamente enfermos de sida. Aclad trabaja con la prisión y el piso de acogida es también centro de cumplimiento para presos de tercer grado que de otra forma tendrían que estar en prisión hasta el final de su condena por falta de domicilio. Asimismo, desde hace seis años sensibiliza a mujeres que ejercen la prostitución con la talleres de sexualidad y prevención de las enfermedades de transmisión sexual.