Diario de León

El etarra y su novia no podrán pasar por Érmua hasta cinco años después de salir de la cárcel

50 años a Txapote y Amaia por la muerte «vil y cruel» de Miguel Ángel Blanco «Que se pudran en la cárcel»

La sala impone una pena ejemplar: «Resulta difícil pensar en una muerte más alevosa»

Txapote y Amaia charlan durante el juicio por Miguel Ángel Blanco

Txapote y Amaia charlan durante el juicio por Miguel Ángel Blanco

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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La Audiencia Nacional condenó ayer a 50 años de cárcel al ex jefe militar de ETA, Francisco Javier García Gaztelu, Txapote , y a su novia, Irantzu Gallastegi Sodupe, Amaia , por el secuestro y posterior asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco en julio de 1997. La sala, que también prohíbe a los etarras acercarse a Ermua (la localidad vizcaína en la que vivía el edil) en los cinco años posteriores a su excarcelación, justifica la imposición de la pena máxima porque «resulta difícil pensar en una muerte más alevosa». En esta sentencia condenatoria, la primera contra Txapote y Amaia en España, la Sección Primera considera probado que estos dos terroristas, junto al fallecido José Luis Geresta Múgica, componían el comando que secuestró al edil el 10 de julio de 1997. Amaia fue quien abordó a Blanco cuando éste salía del apeadero del tren de Eibar para dirigirse a su trabajo. A punta de pistola, la etarra lo condujo hasta un vehículo cercano, donde le esperaban sus compañeros de comando. El fallo de la Audiencia Nacional no precisa dónde estuvo secuestrado el concejal durante los dos días que duró su cautiverio. Sin embargo, explica con detalle cómo el 12 de julio de 1997, el día fijado por los terrorista para asesinar al político si el Gobierno no acercaba a los presos etarras a cárceles del País Vasco, los tres miembros del comando introdujeron a su víctima en el portamaletas de un coche hasta una «zona despoblada» de la localidad guipuzcoana de Lasarte. «Una vez allí , mientras Geresta sujeta a Miguel Ángel Blanco, que se encontraba con las manos atadas, García Gaztelu le dispara dos tiros a corta distancia en la cabeza. Irantzu Gallastegi se encontraba en el interior del vehículo en el que habían trasladado a su víctima». El tribunal sostiene que el malogrado concejal «fue utilizado como instrumento de una exigencia dirigida al Gobierno de la Nación a través del chantaje y la extorsión como medios para alcanzar sus objetivos con el más absoluto desprecio al derecho a la vida y al sistema constitucional». El ponente del fallo, Fermín Javier Echarri, no ahorra calificativos a la hora de definir ese atentado «vil y cruel». «Resulta difícil pensar -escribe- en una forma de causar la muerte más alevosa: una víctima que tras más de 24 horas de doloroso cautiverio se encuentra de espaldas, sujeta por uno de los miembros del comando, con las manos atadas, en posición de rodillas y a la que inopinadamente se le propinan a corta distancia dos disparos de arma de fuego en la cabeza». La sentencia destaca que se trata de «una forma de ejecución sin riesgo alguno» para los asesinos, lo que, según el tribunal, «denota aún una mayor culpabilidad». Desafiantes «Es perfectamente imaginable --señala el fallo- el sufrimiento padecido por la víctima durante el cautiverio, conociendo, como seguramente conocía, el breve plazo dado para su ejecución y las exigencias absolutamente inasumibles que la organización terrorista había impuesto para su liberación». El tribunal tampoco olvida las maneras desafiantes que los dos etarras mantuvieron durante las dos jornadas que duró el juicio (19 y 20 de junio). La sentencia destaca la «actitud de indiferencia y de desprecio frente a las acusaciones, las víctimas y sus familiares, y, en definitiva, hacia la Administración de Justicia y hacia la sociedad en general». También recuerda el fallo que los acusados en su última palabra reconocieron su militancia en ETA y aseguraron «que no iban a parar en la lucha por la libertad de Euskadi». En otra sentencia también conocida ayer, la Sección Tercera de esta misma Sala de los Penal absolvió por falta de pruebas a Txapote y Amaia del asesinato a tiros en un bar de Irún del también concejal del PP de Rentería (Guipúzcoa), José Luis Caso, cinco meses después de la ejecución de Miguel Ángel Blanco. La sala reconoce que «no puede considerar responsables» a los procesados de aquel atentado «con seguridad y certeza judicial» por la «inexistencia de pruebas de cargo capaces de sustentar la condena» de 30 años que pedía el Ministerio Público. Los magistrados son tajantes: los elementos incriminatorios contra los dos imputados «brillan por su ausencia». La sentencia sostiene que lo único acreditado es que el 11 de diciembre de 1997 Caso murió a consecuencia de «un disparo fue efectuado por un individuo varón que vestía un chubasquero de color verde y un gorro de lluvia de color oscuro». El fallo sí reconoce como probado que la pistola utilizada en el atentado es la misma que después se halló en el domicilio utilizado por el comando Donosti en Andoain, al que por entonces pertenecían los dos procesados. Pero «el hecho de integrar un comando de la organización terrorista ETA no implica que todos sus miembros hayan tenido intervención en la totalidad de las actuaciones llevadas a cabo por aquél», recuerda la sentencia. María del Mar Blanco, hermana del concejal de Ermúa asesinado por ETA en 1997, mostró ayer su satisfacción por la sentencia que condena a 50 años de prisión a los asesinos de Miguel Angel y afirmó que, «aunque tarde, se ha hecho justicia». Confió en que Txapote y su compañera cumplan íntegramente el máximo de 30 años de prisión que establece la legislación y que no puedan obtener ningún beneficio ni ningún privilegio. «Que se pudran en la cárcel», dijo María del Mar Blanco, la misma expresión que utilizó al final del juicio, después de que los dos etarras mantuvieran una actitud despectiva y desafiante con la familia del concejal. Consideró que, aunque nunca se cerrará la herida por la pérdida de su hermano, el hecho de que quienes le mataron «no puedan disfrutar de la libertad que le quitaron a él» ayudará a su familia a llevar el dolor.

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