Diario de León

La investigación apunta a una conducta temeraria del maquinista o un fallo técnico en el sistema

Descartado un desmayo del conductor en el accidente del metro de Valencia

La muerte de la madre de la niña de 11 años herida eleva a 42 las víctimas mortales del suceso

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Melchor Sáiz-Pardo - valencia
León

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La versión oficial de que el accidente del metro de Valencia se debió a que el conductor del convoy sufrió un desvanecimiento pierde fuerza según avanzan las investigaciones. Fuentes del comité de seguridad de circulación de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) aseguraron ayer que la revisión de la caja negra del tren «demuestra con poco margen al error» que el maquinista Joaquín Pardo estuvo consciente, al menos, hasta dos o tres segundos antes del descarrilamiento del convoy. El nuevo estudio de la caja negra -hecho por técnicos independientes, expertos de policía científica y especialistas del FGV- confirma dos indicios que desmienten la versión de la Generalitat de que el accidente se habría producido por un desmayo del conductor. El primero es que Pardo pisó el denominado «pedal de hombre muerto» 18 segundos después de salir de la estación de Plaza de España, la última parada antes de descarrilar metros antes del apeadero de Jesús. Este pedal debe ser accionado cada medio minuto para indicar que no hay problemas. En el caso de que no se pise el dispositivo en el tiempo requerido, instantes después saltan los sistemas de frenado de emergencia. Cuando Pardo pisó el «hombre muerto» la velocidad del tren no era excesiva. La caja revela que tres segundos antes tocar el pedal el suburbano circulaba a 35 kilómetros hora, cinco kilómetros menos del límite máximo de velocidad en ese tramo. No obstante, la palanca de velocidad estaba a tope desde la salida de la estación, en lo que los ferroviarios denominan posición «más más». Freno de servicio El otro indicio que apunta a que el conductor estaba consciente es, según los técnicos, que 42 segundos después de salir de Plaza de España, tres segundos antes de que el tren se detuviera tras descarrillar, alguien desde la cabina de mando del tren «activó manualmente el freno de servicio». En ese momento hacía ocho segundos que el convoy ya circulaba a 80 kilómetros por hora. Luego, en el segundo 43, saltaron los sistemas automáticos de frenado cuando, probablemente, las ruedas del tren dejaron de tocar las vías.

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