Diario de León

Sueños cumplidos tras dos años

Los monarcas se mostraron muy cercanos en todo momento, así la Reina no dudó en acercarse a los más pequeños, mientras el Rey divirtió a todos con sus clásicas bromas

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S. Núñez / R. Martín - la virgen del camino
León

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La Base Aérea de La Virgen del Camino se vistió un año más de gala para proceder a la entrega de los reales despachos a los suboficiales de la decimocuarta promoción y la décimosexta del Cuerpo de Músicas Militares. Para la ocasión, acudieron Sus majestades los Reyes, quienes compartieron, además del acto de entrega de despachos, momentos más íntimos con los familiares y amigos de los nuevos licenciados. Los Reyes hicieron su entrada en la Plaza de Armas a las 11.35 horas, cinco minutos más tarde de lo previsto, acompañados por el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. La bandera de España acompañada por el himno nacional fue la encargada de dar la bienvenida a los Monarcas. Después de los honores y el paso de revista a las tropas, los Reyes se situaron en el palco de honor desde donde siguieron con atención el resto de actos organizados. La celebración comenzó con la acción de gracias, que corrió a cargo del arzobispo castrense de España, Monseñor Francisco Pérez, quien no se olvidó del accidente sufrido esta semana en el metro de Valencia y no dudó en ofrecer unas palabras de recuerdo y homenaje a todos los fallecidos en el mismo. Uno de los momentos más emotivos fue el homenaje a los caídos. Bajo un sol de justicia, con abanicos y sombrillas, los familiares y amigos de los licenciados siguieron con admiración el desfile y el himno que las tropas dedicaron a «los que murieron como valientes». Otro de los momentos más especiales, sobre todo para las tropas, fue cuando el Rey, Don Juan Carlos, se centró en la Plaza de Armas y frente a los licenciados pronunció las palabras que les ordenaban romper filas. «Señoras y señores suboficiales, por última vez en esta academia, ¡rompan filas!», concluyó Don Juan Carlos. Entonces, las gorras saltaron al aire y los nuevos licenciados se abrazaron entre ellos felicitándose con amplias sonrisas, mientras el resto de los presentes en el Patio de Armas aplaudían con emoción. Se ponía así fin a dos años de intensa enseñanza en la Base Aérea de La Virgen del Camino, ahora partirán cada uno a su nuevo destino. Desde el patio de armas los suboficiales se dirigieron hacia el palco dispuesto para hacerse la foto junto con los Reyes y recibir minutos más tarde las felicitaciones de familiares y amigos. Los sargentos se acercaron a sus familias y la emoción y la alegría se mezclaban entre felicitaciones y alguna lágrima. Las caras de los nuevos licenciados eran el reflejo de la felicidad por poner fin a los objetivos conseguidos, mientras que las caras de los familiares eran el fiel reflejo del orgullo. Entre besos y abrazos los nuevos licenciados se desplazaron junto con los más allegados hacia el hangar, donde se dispuso un vino español amenizado por la Banda de Música de la academia. Las familias permanecieron a la expectativa ante la llegada de los Monarcas, que lo hicieron acompañados por el resto de autoridades. Antes de que diera comienzo la celebración con el vino español, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, levantó la copa y propuso un brindis por el Rey que fue bien acogido por todos los presentes que no dudaron en levantar sus copas y acompañar en el «¡Viva el Rey!» . En este ambiente, ya más relajado y distendido, los nuevos sargentos y sus familiares fueron saludados por Sus majestades los Reyes, quienes con sencillez y simpatía no dudaron en dar la mano a todos los que se la tendían cuando después de haber disfrutado del vino, en compañia de las autoridades, los Reyes iniciaron un recorrido por todo el hangar para poder saludar a los presentes y compartir su felicidad de una forma más cercana. Los Monarcas mostraron especial atención a los más pequeños, sobre todo la Reina que no dudo en hacer varias carantoñas a uno de los niños e incluso consiguió arrancarle una sonrisa. La anécdota del día la protagonizo una de las periodistas a la que el Monarca sorprendió comiendo, al acercarse hasta la mesa de los medios, y con una sonrisa en la boca le advirtió, «come, que mi padre siempre me decía que comiera que nunca se sabe cuál va a ser la próxima vez en la que puedas comer».

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