Diario de León

Una de las víctimas había conocido horas antes al homicida en el pub donde trabajaba

La pareja gay de Vigo invitó a su asesino a cenar y dormir en su piso

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E.V. Pita - redacción | vigo
León

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Una discusión entre el ases-no y las víctimas y el forcejeo por un cuchillo de cocina pudo desencadenar el doble crimen de Oporto, 12, en Vigo. José Ramón, el jefe del pub Strong, sospechó enseguida de quien podría ser el supuesto asesino de la pareja homosexual de Vigo. Las cámaras de vídeo de su local grabaron al cangués Jacobo Piñeiro Rial en el interior del local after hours. Llegó a las nueve de la mañana del miércoles. «No sabemos si pasó la noche en otros bares. Nunca vino por aquí y nadie lo conocía. Había bebido mucho», dice el encargado. Los testigos lo describen como un joven bajo, de 1.65 metros de estatura, perilla, con pelo rubio rapado a lo militar, y complexión musculosa. Parecía «hiperactivo» y muy nervioso. El sospechoso entabló conversación con el camarero Isaac Al-Daní, quien tenía turno de mañana como sustituto en verano. Su pareja, el brasileño Julio, también estaba empleado en el local pero esa semana iba y venía a diario de La Coruña a Vigo para colaborar en la inauguración de un restaurante. La charla entre el cliente y el camarero duró hasta las cuatro y media de la tarde, hora en que Al-Daní terminó su jornada. La cámara grabó el momento en que se marcharon juntos. La policía ha precintado el disco duro del ordenador donde figuran dichas imágenes. El otro inquilino, Julio, fue visto a las siete de la tarde en un bar brasileño próximo a su casa. «Al-Daní le presentó al extraño y lo invitaron a cenar con unos amigos», dice su jefe. La cena en el piso de las víctimas comenzó a las diez de la noche y asistió, al menos, dos amigos y Jacobo. Daní dejó que Jacobo se quedase a dormir porque había perdido el barco para Cangas. «Se compadecieron de un extraño y les costó la vida», dice el jefe. A las cuatro y cuarto, los vecinos oyeron ruidos de sillas, portazos y amenazas. Luego, sonó música. Sobre las cinco de la madrugada, un vecino se cruzó en las escaleras con el sospechoso. Tenía un brazo vendado y cargaba una maleta. Huyó en el primer barco a Cangas. Piñeiro Rial es una persona callada, mas bien solitaria, soltero y padre de un niño de casi 2 años.

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