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Historiador leonés

«La represión ayudó a instaurar la dictadura»

Las cifras de la represión en León son una de las asignaturas pendientes de la historia en los estudios sobre la Guerra Civil

Javier Rodríguez es el director del curso de verano

León

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El historiador Javier Rodríguez es el director del curso «La Guerra Civil, setenta años después» organizado, en el marco de los cursos de verano de Villablino, por la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad de León y el Ayuntamiento de Villablino con la colaboración de la Fundación Sierra Pambley. Profesor de Historia Contemporánea en la universidad leonesa y autor del libro León bajo la dictadura franquista: 1936-1951 , Rodríguez considera que el setenta aniversario de la guerra civil llega a una sociedad «más receptiva y que quiere saber más tanto de la IIª República, que celebra su 75 aniversario, como de la Guerra Civil, porque la democracia está perfectamente consolidada y hay más trabajo de los historiadores». Además, destaca, «hay una buena receptividad de las instituciones públicas» y se han creado expectativas sobre un asunto que la Transición democrática dejó pendiente, la memoria, con las excavaciones de fosas de paseados y la preparación de una ley de memoria. La apertura de archivos que hasta hace poco han estado vedados también ha permitido rastrear sobre personas de las que se tenían testimonios orales. -¿Qué significado tiene León en la guerra civil? -León forma parte del apoyo básico para el bando sublevado porque desde los primeros días los mandos militares, salvo excepciones, se pusieron de su parte. Aunque hasta 1937 se mantiene un frente de guerra en el norte de la provincia, desde el Bierzo hasta la zona oriental de la montaña. -Sin embargo, la represión fue muy fuerte. -Precisamente por ser una de las primeras provincias sublevadas y porque con la represión se ayuda a instaurar el nuevo orden, que no debemos olvidar que fue dictadura. León es un buen ejemplo donde se puede estudiar la represión porque fue sublevada desde el principio. ­-También en el bando republicano hubo represión. ¿Es equiparable? -Durante la guerra hubo represión en los dos bandos, pero existe una clara diferencia en la naturaleza de las dos represiones. En la zona sublevada es un terror organizado que se irá convirtiendo poco a poco en una forma de acción política; en la republicana, las deficiencias de control de los centros operativos explican en gran parte el carácter de la represión, que afectó a personas que apoyaban la sublevación, siendo el clero uno de los grandes perjudicados. -Pero aún no hay cifras definitivas sobre el alcance de esta represión, ¿se puede aproximar alguna? -Yo no me atrevo, porque en León hace falta hacer un recuento -similar al que hizo Santos Juliá en varias provincias- y de momento no hay un proyecto global, sino cuestiones aisladas. Las cifras que se han dado son los 1.018 muertos por fusilamientos que constan en el cementerio de León y que investigó Secundino Serrano a partir de su registro. Además, Salas Larrazábal atribuyó a la provincia 1.409 muertos, 624 por aplicación de sentencia y 785 producto de asesinatos irregulares. Pero habría que ir más allá y es necesario porque nos daría una visión mayor de cómo fue la represión en León. No es que se imprescinble porque también hay que incidir en la calidad de esa represión. -¿Qué otros aspectos aspectos hay pendientes de estudio? -Falta todo el orden político desde el 51 hasta la reinstauración de la democracia. Con mi libro llegué hasta el año 51, que era el límite permitido para acceder a documentación personal según la ley de archivos, que establece 50 años para ello. Creo que debería limitarse un poco este período.