Los inmigrantes buscan el primer empleo, pero no se quedan en el campo

Según los responsables locales de Asaja, en León lo mismo que en resto del territorio nacional los trabajos por cuenta ajena en el campo son a menudo la puerta de entrada al mercado laboral de no pocos inmigrantes, en tareas casi siempre eventuales, tanto en agricultura como en ganadería. Para eso no se requiere cualificación profesional, pero muchos de los que llegan la traen sobrada desde sus países de origen: los rumanos, por ejemplo, comparten con los agricultores leoneses casi el mismo tipo de cultivos, técnicas y clima que en sus lugares de origen. Los casos de inmigrantes que acaban echanto raices en las áreas rurales son muy escasos y, más aún, los que se instalan como agricultores autónomos. «Un empleo temporal es una cosa como puente hasta encontrar otro en la ciudad, por ejemplo en la construcción o en hostelería, a veces no siempre mejor remunerado, y otra quedarse en un pueblo donde la mayor parte de la población está jubilada y la calidad de vida deja mucho que desear, especialmente cuando se tiene hijos. Luego está la inversión en tierra y maquinaria, que no baja de 150.000 euros. Se supone que vienen aquí a ganar dinero, no a gastarlo».