Diario de León

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Los mismos de siempre y alguno más

Los investigadores policiales que siguen de cerca a los incendiarios concluyen que poco o nada ha cambiado el perfil

Publicado por
j. á. f. | redacción
León

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¿Qué ha pasado la última semana que pueda explicar el infierno en que se ha convertido Galicia? Cuando se le formula esta pregunta a los investigadores policiales después de haber escuchado sus argumentos, que echan por tierra la socorrida teoría de las tramas organizadas, la respuesta es esta: «Lo mismo de siempre y un poco más». Ante la falta de datos oficiales sobre la cifra de incendios, conatos de incendios, superficie afectada, masa forestal quemada... hay que quedarse con los que manejan los investigadores, de los que se desprende que el 2006 estaba siendo un año muy bueno: en Galicia se registraban menos fuegos que en el 2005. ¿Qué ocurrió entonces desde la semana pasada? Que las temperaturas subieron y sopló el nordés. Esto, unido al estado de abandono del medio rural en general y de sus montes en particular, casi explica por sí solo lo que está ocurriendo. Si se añade el plus de descontentos de las empresas del sector y de cabreados que se han quedado fuera, no hacen falta manos negras para sembrar el caos. Lo primero que hicieron los expertos fue analizar caso por caso el perfil de los 20 detenidos y encontraron con lo de siempre: la mayoría son personas con las facultades mentales perturbadas, los vulgarmente llamados «locos», seguidos por los imprudentes en quemas de rastrojos o labores agrícolas de riesgo. Como caso paradigmático aparece una mujer de Ponteareas, a la que imputan treinta incendios desde el 2004. Cuando la interrogan sólo habla de sus vacas y ovejas. Ha sido ingresada en un centro sanitario vigués. Sobre el fuego de Cotobade, que costó la vida de dos personas y pudo causar el foco que se llevó a la tercera, la Guardia Civil recibió una denuncia que, una vez investigada, resultó falsa: denunciante y denunciado se odian a muerte; al parecer, éste había amenazado en su día al otro con quemarle la casa. El perfil más preocupante es el de un joven de 23 años detenido en Pazos de Borbén que trabajó dos años para la Xunta. Se sospecha que en los últimos tres meses, estando en paro, provocó un sinfín de focos. Desde el día 1 trabaja para una empresa pública dedicada a la extinción. Tras la detención, su padre presentó un recurso de habeas bábeas, pero el juez lo devolvió a la Guardia Civil para que prosiguiese la investigación. Así están las cosas.

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