España manda una misión a África y otra a la UE para frenar los cayucos

El presidente del Gobierno advirtió ayer durante el mitin que dio en Las Palmas de Gran Canaria tras visitar dos centros de acogida, que la inmigración irregular es un «problema serio y de largo alcance», para el que será necesario trabajar de una manera «intensa, rotunda y profunda». «Nno vamos a esconder el problema, aunque éste sea»un desafío difícil y complicado», dijo. Para Rodríguez Zapatero, la solución pasa por la ayuda y cooperación política, económica y social con los países origen de la inmigración irregular. Así, anunció que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, viajará mañana mismo a Senegal para «exigir el cumplimiento de los compromisos adquiridos y ofrecer nuevas ayudas», de manera que se «evite la continua salida de inmigrantes que vienen desde la miseria para poder soñar y poder vivir». «África necesita a Europa y España tiene que ser quien marque en esa dirección» y para ello, dijo que la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, viajará a Finlandia, país que preside la UE, para «exigir más compromisos de Europa ante la inmigración irregular».Rodríguez Zapatero afirmó: «Tenemos otra forma de gobernar distinta en la que decimos la verdad a los ciudadanos cuando tenemos un fenómeno grave y complicado». Así, comparó la actitud del Ejecutivo socialista ante los incendios forestales de Galicia, «durante diez días que han suido muy duros» y en los que «hemos sufrido un daño serio», con la que tuvo en su día el Gobierno del PP con la catástrofe del Prestige . La visita de Zapatero a los centros de inmigrantes canarios coincide con una oleada de cayucos. Las costas canarias recibieron en los últimos dos días una de las mayores avalanchas de inmigrantes ilegales del año. En menos de 48 horas, los equipos de emergencia y seguridad del archipiélago tienen constancia de la llegada de diez cayucos ocupados por más de 850 personas. Algunos de los subsaharianos han tenido que ser hospitalizadas por con síntomas de agotamiento y deshidratación, fracturas o hipotermia. Desbordados El punto de llegada fundamental fueron distintas calas o puertos de la isla de Tenerife, aunque otras embarcaciones recalaron en el litoral de Hierro y La Gomera. Los últimos rescates de inmigrantes clandestinos elevan ya a casi 3.500 los extranjeros sin papeles que han llegado a Canarias por mar en las tres primeras semanas de agosto desde distintos países del golfo de África. La avalancha de cayucos que el archipiélago sufre este mes tiene desbordados los centros de internamiento y acogida de inmigrantes clandestinos, que atienden a más de 4.000 personas. Si el dispositivo de control que España y varios países de la Unión Europea (UE) desarrollan ante las costas de Mauritania, Senegal y Cabo Verde no corta las rutas de tráfico de seres humanos, 2006 puede superar todas las estadísticas de llegadas de sin papeles a Canarias, territorio que ha recibido en los primeros ocho meses del año casi 17.500 extranjeros en cayucos. Goteo constante La llegada más madrugadora del sábado se produjo sobre las dos horas, en el puerto tinerfeño de Los Cristianos. Los servicios sanitarios atendieron a un cayuco ocupado por 80 inmigrantes, entre ellos tres menores. Dos de los ocupantes tuvieron que ser trasladados al hospital. Pocas horas después, a las 9:00 horas, llegó al puerto de La Restinga (Hierro) una embarcación con 132 personas «bastante cansadas», dos de las cuales tuvieron que ser internadas con hipotermia y quemaduras. El tercer cayuco del día sorprendió a los bañistas, poco después del mediodía, en la playa de Las Galletas de Tenerife. La embarcación transportaba a 109 subsaharianos, siete menores de edad. Uno de los ocupantes fue hospitalizado. El Servicio de Salvamento Marítimo tenía ayer localizado desde hace horas un cuarto cayuco, con varias decenas de inmigrantes, que se dirigía a la isla de Hierro. Los responsables de los rescates tenían previsto que la embarcación alcanzase la costa a lo largo de la noche. La visita de mañana inicia Robalcaba a África se plantea pues como decisiva para frenar la oleada de cayucos a Canarias.