La ministra de Medio Ambiente se desplazó a Casares de Arbas para inaugurar el recrecimiento del embalse de Casares
Cristina Narbona: «La alta tensión entre Lada y Velilla aún no tiene trazado»
«Se escogerá aquel recorrido que genere menor incidencia para el medio ambiente» Cristina Narbona visita la ampliación de la pres
La titular de la cartera de Medio Ambiente, Cristina Narbona, visitó ayer la provincia leonesa para inaugurar la estación depuradora de Villadepalos, la ampliación de la presa de Casares, así como para dar una conferencia en la capital acerca de «El medio ambiente como factor de desarrollo local». Durante su visita a la localidad de Casares de Arbas, Cristina Narbona hizo referencia a uno de los temas clave para la provincia, la línea de alta tensión entre la localidad asturiana de Lada y la palentina de Velilla del Río, después de que la montaña central y el Curueño mostrarán su rechazo contra esta actuación. Respecto a este tema, Narbona señaló que «se trata de un proyecto que no tiene un trazado que haya sido sometido a evaluación del daño medioambiental, por lo que no está definido en estos momentos». En este sentido, la ministra de Medio Ambiente expresó su deseo de que «se puedan idetificar distintos trazados y su incidencias antes de que dé comienzo el proceso para poder escoger, de este modo, la que resulte menos dañina tanto para el medio ambiente como para la población que pueda verse afectada por la actuación». Necesidad de canales No obstante, Narbona reafirmó su apuesta por las energías renovables, si bien resaltó la importancia fundamental de que existan infraestructuras de distribución. «Si queremos desarrollar energías renovables como, por ejemplo, la eólica, es necesario que existan redes de distribución de energía», apuntó la ministra de Medio Ambiente. Cristina Narbona se refirió a los distintos proyectos de energía eólica, solar y biomasa que se están desarrollando en Castilla y León, sobre los que afirmó que «si queremos que todo eso entre en la red y se distribuya es necesario que se escojan trazados con el menor impacto social y medioambiental». La Lada-Velilla continúa en el candelero pocos días después de que el ministerio rechazara la construcción de una minicentral eléctrica en tierras palentinas. Llegó puntual, algo no muy habitual en un cargo público, desplegando una sonrisa... y en sandalias de esparto. León comienza a acostumbrarse, para bien o para mal, a recibir visitas, si no periódicas sí frecuentes, de los ministros del equipo de Gobierno. Por aquí o por allá, resulta curioso analizar pequeños detalles que, a su manera, no dejan de tener cierta importancia. Ayer, fueron dos. Uno, la ausencia de representantes de cierta formación política. Otro, el look informal de algunos de los asistentes. Sin duda, la visita de una ministra bien merece una corbata aunque, más que un acto con la titular de una cartera ministerial, Casares de Arbas y su presa parecían el escenario de una reunión íntima y, ante todo distendida. Tan sólo varios políticos y los representantes de los medios de medios de comunicación acompañaron a una Cristina Narbona muy bien escoltada a sol y a sombra por el director de la sociedad estatal Aguas del Duero y el presidente de la Conferencia Hidrográfica del Duero durante su recorrido por la parte superior de la presa de Casares. Pero había alguien más esperando a la ministra. Aunque pocos, pronto comenzaron a dejarse oír repitiendo, en voz alta, las pancartas que la ocasión bien merecía. Hubo leña para todos, incluida la protagonista. «Señora ministra, ¿qué viene a inaugurar, un mazacote de hormigón...? Mire el proyecto». La interesada, sorprendida, se dió por aludida y su respuesta fue, cuanto menos, rápida. Con un gesto, la ministra instó a los vecinos allí reunidos a bajar del alto en el que se encontraban para expresarle sus quejas, uno por uno. Así lo hicieron, sorprendidos también, pero ante todo agradecidos por esta muestra del carácter dialogante, que siempre abanderan Zapatero y su equipo. La espontaneidad convirtió el acto en una reunión llena de confianza. Tanto, que Narbona tuvo que repetir, sin queja ni disgusto, su discurso a los medios. ¡Olé, ministra!