El vino no era del Bierzo

La ministra quería probar el vino del Bierzo, pero se fue sin saborear la mencía. Terminado el acto formal de la inauguración, el presentador animó a los presentes, entre ellos casi tantos vecinos de Villadepalos como políticos y periodistas, a probar los productos del Bierzo que se iban a servir como tentempié. Y la ministra dio por hecho, como el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, que el vino sería de la tierra. La sorpresa llegó cuando, botella en mano, Alejo, la ministra y la vicepresidenta de la Junta comprobar que de mencía nada, y que el tinto que se servía era un Ribera del Duero, y el blanco un alabariño gallego. Aunque no fuera berciano, el vino no llegó a enfadar a nadie. Más riesgo tuvo que a la ministra la hicieran esperar y que Narbona llegara antes que algunos alcaldes como el de Ponferrada, Carlos López Riesco, y especialmente el de Camponaraya, Antonio Canedo, y que la vicepresidenta de la Junta, María Jesús Ruiz. Había cierto malestar en la administración regional por «la premura» en organizar el acto, y la propia Ruiz no dejó de reprochárselo a la ministra con mayor o menor sutileza a la hora de excusar la ausencia del presidente autonómico, Juan Vicente Herrera. Más desconcertó, sin embargo, que una vecina de Villadepalos, «infiltrada» en las filas de los periodistas, se atreviera a preguntarle a la ministra si los vecinos tendrían que pagar tasas, en vista de que habían cedido gratis los terrenos. La ministra delegó en el presidente de la Confederación, Jorque Marquínez, que le recordó a la señora que la cesión del suelo no había sido gratuita y que nadie podría librarles de pagar.