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El Gobierno ofrece un gran pacto nacional sobre la inmigración y el PP lo rechaza

María Teresa Fernández de la Vega, flanqueada por Diego López Garrido y José Blanco, ayer, en Madrid

Publicado por
Marta Suárez - madrid
León

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La vicepresidenta primera desempolvó este martes la vieja propuesta de José Luis Rodríguez Zapatero de suscribir con el Partido Popular un gran pacto nacional de inmigración, pero no tuvo éxito. El portavoz del partido opositor en el Congreso, Eduardo Zaplana, consideró tardía la oferta y puso unas condiciones difíciles de asumir por el Gobierno: exigió un reconocimiento de los «errores» cometidos y apartar al ministro de Trabajo de las competencias en extranjería. María Teresa Fernández de la Vega propuso el acuerdo en plena crisis migratoria en Canarias y días después de que el Ejecutivo endureciera su discurso en materia de inmigración. La vicepresidenta aprovechó el discurso que pronunció en el arranque del curso político ante el grupo parlamentario socialista para intentar involucrar al PP en la resolución de este problema. En su intervención se mostró convencida de que los populares estarán dispuestos a sellar ese gran acuerdo puesto que, explicó, «todas las medidas anunciadas por el señor Rajoy son medidas que el Gobierno ya ha puesto en marcha». De esta forma dio a entender de manera implícita que el Ejecutivo aceptará reformar la Ley de Extranjería para prohibir nuevas regularizaciones masivas, tal y como pidió el líder de la oposición el pasado lunes. Caldera, fuera Pero la respuesta del PP no tardó en llegar. Zaplana avanzó el «no» de su partido al relatar qué condiciones exige su formación política para firmar. Los populares no suscribirán el acuerdo a menos que al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, se le retiren las competencias en materia de extranjería. El portavoz del PP, que en varias ocasiones ha solicitado el cese del ministro, se limitó en esta ocasión a pedir que se le aparte de esta gestión. Además de esta exigencia, Zaplana instó al Gobierno socialista a «reconocer su error, poner orden en su propia casa y atender las propuestas sensatas que hace el PP». No obstante, y aunque no rechazó abrir un diálogo sobre la inmigración, adelantó que «es muy difícil que pueda haber acuerdo» si los responsables gubernamentales no asumen que han cometido «errores». Antes de conocer la respuesta del PP, la ministra de la Presidencia instó a los socialistas a mostrarse orgullosos de la legalización de 600.000 inmigrantes que puso en marcha el Ejecutivo porque, a diferencia de las cinco regularizaciones que hizo el PP en sus ocho años de gobierno, en ésta sólo se dio papeles a los extranjeros con trabajo. Además, defendió haber resuelto la crisis de los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla con respeto al derecho internacional y haber concienciado a la Unión Europea de que éste es un problema que afecta a todos los socios comunitarios. En consonancia con el nuevo discurso del Gobierno en inmigración, la vicepresidenta ratificó que el gabinete evitará que sigan entrando indocumentados en España y expulsará a quienes crucen la frontera de forma ilegal. La vicepresidenta pidió comprensión y explicó que el Ejecutivo no sólo combate las avalanchas con medidas a corto plazo, como la vigilancia y el control de las fronteras, sino que además apuesta por políticas a medio y largo plazo con recursos destinados a los países de origen para ayudar al África subsahariana a impulsar su desarrollo. Fernández de la Vega analizó las causas de la inmigración y destacó que es un fenómeno que muestra el «éxito social y económico de la democracia española» en los últimos 30 años. «España ofrece, por un lado, una reacción muy dura contra la ilegalidad y por otro cooperación europea para la acogida. Es el buen camino» FRANCO FRATTINI, comisario europeo de Seguridad, Libertad y Justicia