Matas admite que impulsó el estatuto balear al abrir Cataluña «el melón»
El nuevo estatuto de Autonomía de las Islas Baleares inició ayer su tramitación en las Cortes Generales tras haber sido admitido por unanimidad en el pleno del Congreso de los Diputados. El presidente autonómico, Jaume Matas, se erigió en artífice de la norma y muñidor del consenso que la alumbró. En su discurso, justificó la reforma por motivos de «supervivencia» después de haber visto «amenazados» los intereses de Baleares por el nuevo Estatuto de Cataluña. «Si se abre el melón, habrá melón para todos y no sólo para unos», dijo Matas desde el estrado de la Cámara baja, en una actualización y adaptación a su caso del célebre café para todos. El presidente balear apoyó su argumentación en defensa del nuevo estatuto en los efectos producidos por la aprobación de la norma de Cataluña, precisamente por tratarse de una autonomía fronteriza con la suya. Matas aseguró que el estatuto catalán alteró toda la arquitectura del sistema autonómico lo que provocó «que los demás nos viéramos obligados, por razones de supervivencia y de intereses amenazados, a emprender nuestras reformas estatutarias». Al mismo tiempo, el dirigente popular justificaba así ante su partido haber liderado esta iniciativa reformista - en contra de la estrategia de la dirección - y culpaba al Gobierno de haber desatado semejante proceso de efecto multiplicador. Sin embargo, evitó endosar responsabilidad alguna al 'Parlament' de Cataluña -«que está en su derecho»- y cargó las tintas contra las Cortes Generales a las que acusó de haber aprobado una norma que «rompe» la multilateralidad en la relación del Estado con las autonomías. «Si el Congreso de los Diputados ha cambiado las reglas del juego, lo hará también para los demás», apuntó. «Ya veremos cuál es el resultado final», añadió. El debate parlamentario para la toma en consideración del estatuto balear -en el que participaron portavoces de la Cámara autonómica- estuvo presidido por la unanimidad en la defensa del consenso alcanzado por socialistas y populares en las islas, el único logrado en la actual legislatura autonómica. El Gobierno dio cuenta de su respaldo al proyecto y, por boca de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, aprovechó para proclamar el triunfo de sus tesis reformistas en el terreno autonómico. «No nos habíamos equivocado», dijo. «Las reformas nunca fueron un antojo de los actuales gobernantes, como dijo un líder de la derecha», añadió y concluyó que, frente a los detractores del proceso de revisión, se ha demostrado que «en España existía una firme demanda».