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El olvido que más duele

La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de León reivindica a la Junta un plan de atención a las personas con demencia tras quince años de intervención «espontánea»

Una paciente de alzhéimer con su hija en una residencia leonesa

León

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El olvido es el síntoma más evidente y conocido de la enfermedad de alzhéimer y es también la principal queja de las asociaciones con respecto a la atención pública hacia los enfermos y familiares. Tras quince años de andadura, AFA (Asociación de Familiares de Alzhéimer) reivindica a la Junta de Castilla y León un plan de atención a las demencias que incluya la creación de centros específicos, máxime cuando el consejero de Sanidad, César Antón, acaba de anunciar la elaboración del III plan de salud de Castilla y León. «Se está atendiendo de forma espontánea con los recursos históricos para las personas mayores y hay que empezar a preguntarse si se están haciendo bien las cosas», subraya la gerente de la asociación, Flor Juan. La construcción de un centro de atención integral y respiro en León responde a ese programa de atención especializada y también al ánimo de investigar sobre las demencias y el cuidado a los enfermos de alzhéimer. En los presupuestos del 2006 no lo han conseguido. Ahora sus miras están puestas en el 2007, año electoral. «La Junta puede decir que tiene más plazas que la media nacional -precisa- pero también en la provincia tenemos un índice de envejecimiento del 24% mientras que la media nacional es del 17%». Pero no se trata sólo de cantidad sino, sobre todo de calidad. «Hay que preguntarse si estamos haciendo bien las cosas» en centros de día donde se atiende igual a personas con capacidad cognitiva que sin ella» o en residencias donde la falta de personal especializado eleva el índice de personas que viven «atadas» bien físicamente o bien químicamente, con altas dosis de medicación. Es llamativo, como dice un estudio de la Confederación Nacional de Asociaciones de Mayores, que el «el 60% por ciento de estos ancianos viven atados casi todo el día, ya quhay centros que usan esas medidas con el 98% de los residentes con demencia». «Sólo los centros de las asociaciones prestan una atención específica a los pacientes con demencias y el modelo lo copia la iniciativa privada con ánimo de lucro y la administración», subraya la gerente de AFA. En León existen actualmente dispositivos de apoyo a las familias en la capital leonesa, en Ponferrada, Astorga, La Bañeza, Villablino, La Robla, Aldea del Puente y Santa Marina del Rey y próximamente se abrirá una unidad de respiro con diez plazas en Valencia de Don Juan. os de alzhéimer de León. Asimismo, la asociación recuerda que la ley de la dependencia tendrá que hilar muy fino en las valoraciones técnicas de la dependencia para no dejar fuera de la cobertura socio-sanitaria a personas que sufren demencias. «Ahora se hace demasiado hincapié en la movilidad como factor de dependencia», recalca. Con las personas que sufren alzhéimer hacen falta protocolos más completos que los actuales. Es fácil que una persona con su cerebro atrapado en esta dolencia «supere» con éxito un test al uso para evaluar su grado de dependencia y movilidad. A la simple pregunta de si el o la paciente se viste sólo es fácil contestar que sí y lo mismo sucede si se valora su capacidad para afeitarse, fregar los platos o caminar. Pero las respuestas, cuando se trata de un enfermo de alzhéimer, no pueden ser sí o no simplemente. En estas respuestas hay que añadir sorprendentes pero crudas coletillas que sólo quienes conviven con los pacientes de enfermos, a veces durante más de una década (ya hay pacientes diagnosticados a partir de los 55 años), saben que su familiar se viste solo pero se pone siete prendas y lo mismo le da que sea verano o invierno para calcular el abrigo que necesita; que se afeita solo, sí, pero en lugar de la espuma habitual es fácil que utilice la pasta de dientes o que meta los cacharros fregados en la nevera y salga caminando de casa y prolongue su «paseo» hasta perderse después de horas de agotamiento. Y lo peor es lo que viene después.