El padre Ángel dice que debería caer el gobierno de la UE si no hay soluciones
El presidente de Mensajeros de la Paz, el padre Angel García, dijo ayer que si no se soluciona el problema de la inmigración irregular que llega en cayucos a Canarias, tendrían que caer gobiernos y hasta el de la Unión Europea. Angel García se expresó así tras reunirse con el presidente del Gobierno canario, Adán Martín, y el delegado del Ejecutivo español en Canarias, José Segura, a quienes planteó dos proyectos de colaboración con los inmigrantes en Senegal. La situación es para plantear una crisis, aseguró el padre Angel García, quien añadió que no podemos estar con los brazos cruzados cuando hay este tipo de problemas en «nuestra patria», y criticó la situación de los inmigrantes que están hacinados en la comisaría de Playa de las Américas, en el sur de Tenerife. Angel García dijo que es una «golfería» aprovechar políticamente la vida de personas que se juegan la vida en la mar para huir de la miseria, de la falta de sanidad y de trabajo. Insistió en que no hay efecto llamada, sino de huida de unas personas a las que hay que ayudar en un problema que, aseguró, no es de Canarias ni de España, sino de Europa. El presidente de la organización Mensajeros de la Paz dijo también que es «mentira» que los inmigrantes no están hacinados en la comisaría de Playa de las Américas «lo diga quien lo diga», y planteó la necesidad de que sean bien atendidos y con dignidad. Verlo en Senegal Angel García comentó que hay que estar en Senegal para ver la situación de las personas que se arriesgan a viajar a Canarias en cayucos, y así dijo que hay que ver «cómo muchas veces no comen, no tienen donde dormir y ven cómo sus hijos se mueren por falta de sanidad». Preguntó quién no hace lo imposible por salvar la vida a sus hijos o tener un futuro, y recordó que los españoles hemos emigrados «y muchas veces sin papales». Para el presidente del Mensajeros de la Paz, «no es de recibo que no haya solidaridad» y que las comunidades autónomas «a veces piensan más en recibir menos inmigrantes que otras, cuando deberíamos estar encantados de recibir más que otros».