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El alto mando teme que grupos como Al Qaida perpetren ataques suicidas contra los soldados

Defensa apalabró con Hezbolá e Israel la seguridad de las tropas

La abundancia de zonas minadas y restos de explosivos preocupa al contingente español

La zona en que se instalarán los españoles está plagada de minas

Publicado por
César Calvar - madrid
León

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El Estado Mayor de la Defensa (Emad) acordó con Hezbolá, Israel y el ejército libanés, en las semanas previas al despliegue de las tropas al sur de Líbano, que los soldados españoles integrados en la misión de las ONU no verán su seguridad comprometida. El alto mando cree que el nivel de seguridad es «alto» en la zona, aunque contempla la posibilidad de sufrir ataques suicidas de grupos incontrolados. Los atentados terroristas, mediante emboscadas o al estilo Al Qaida, son la principal preocupación del Emad, que tiene la seguridad de que, si se producen, los responsables serán elementos ajenos a Hezbolá, Israel o el ejército gubernamental libanés. Así se lo transmitió el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz, a los parlamentarios de las comisiones de Defensa del Congreso y el Senado, que el martes visitaron su centro de operaciones para conocer los detalles de la misión. A esa reunión asistieron, además del general Sanz, el comandante de Operaciones del Emad, teniente general Bernardo Álvarez del Manzano, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, José María Terán. Según fuentes presentes en la reunión, los mandos informaron que analizaron con las tres partes citadas las posibilidades de «acción-reacción» que podrían darse en la zona y afectar a las tropas españolas, y aseguraron que «no prevén problemas por esa parte».Lo que sí preocupa, y mucho, al alto mando es la abundancia en la región de zonas minadas y de restos de explosivos sin estallar, fruto de los bombardeos del verano pasado. En relación con este asunto, la prioridad es asegurar que las zonas donde van a operar las tropas están 'limpias', para que no les sorprenda el estallido de artefactos enterrados y olvidados, que podrían provocar bajas. País desarrollado Los parlamentarios conocieron también en esa reunión pruebas de la «receptividad» con que las tropas fueron acogidas por la población local, y evidencias de que, a pesar de la destrucción padecida, Líbano es un país «desarrollado, seguro y que está en el siglo XXI». Nada tiene que ver el entorno en que trabajan los soldados, insistieron los mandos, con el que padecen los destacados en el actual Afganistán, anclado en la Edad Media. La Legión relevará el próximo 1 de noviembre a los infantes de Marina que se han desplegado en la primera oleada. La previsión es que, tras esa operación, si nada altera la tranquilidad actual, Defensa no se replantee hasta dentro de un año la misión ni el número de efectivos. El mando de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (Finul), del que dependen las tropas, cree que si en ese tiempo la situación no empeora, ni siquiera será necesario desplegar los 15.000 efectivos para los que está autorizada. En la actualidad hay unos 11.000 en un territorio muy pequeño, y los contingentes empiezan ya a sentirse «apelotonados». Tras la explicación recibida, las fuentes consultadas respaldaron la tesis del Gobierno de que se trata de una «misión pura de cascos azules», y no «de guerra». El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, viajará este jueves a Eslovenia para participar con sus homólogos y los jefes de Estado Mayor de los 26 países aliados en la reunión informal de la Otan. Los responsables de Defensa aprovecharán para avanzar en el diseño de las dos brigadas multinacionales que, bajo mando español e italiano, dirigirán la operación.