«Volvemos a casa, pero es una experiencia positiva»

Elena Franco Robles se diplomó en Enfermería en León hace cuatro años, trabajó en empleos esporádicos uno y medio y decidió luego marcharse a un hospital público de Milán, de donde regresará el 4 de octubre, como quien dice hoy. Asegura que su experiencia laboral ha sido «en general positiva», a pesar de las diferencias de idioma o de cultura, que tampoco son tan grandes entre países latinos. «Como mejores recuerdos, además del primer sueldo, guarda en la memoria la posibilidad de conocer sistemas de trabajo diferentes, «no porque allí se tratara mejor a los enfermos, sino porque, a lo peor, los sanitarios tenían más miedo de las denuncias de los familiares y les dejaban uno o dos días más en el hospital...». Con su escasa trayectoria profesional y de regreso a España recomendaría a cualquier otro estudiante una experiencia como la suya, que prácticamente no ha tenido inconvenientes. «¿Lo menos bueno? Tal vez los retrasos en la llegada o el problema del idioma. Nos prometieron un profesor de italiano y estuvimos casi tres meses sin saber nada, así que tuvimos que empezar con compañeros de allí para apoyarnos a la hora de entenderse con los enfermos. Hacíamos también más horas que ellos, pero eso es natural, si se tiene en cuenta que se tarda más en entender a la gente, pero no porque fuéramos menos eficaces en nuestro trabajo como enfermeras. Mientras tanto algunos tuvimos que recurrir a una filóloga de español. que, a su vez, había estudiado aquí, para que nos diera las primeras nociones de italiano». En cuanto a los o las que se quedan, «son muy pocos, salvo por razones muy personales, como haberse casado, por ejemplo. De mi grupo, en el que vinimos más de veinte a través del Inem, quedamos sólo cuatro o cinco y del que llegó luego, que eran otras tantas compañeras, ya sólo queda una, y así pasa en todos los cursos».