Diario de León

Fabricaron un informe a partir de un borrador y falsificaron la fecha para que pareciera oficial

Garzón imputa a los tres peritos que vincularon a ETA con el 11-M

Uno de los peritos confesó el fraude tras horas de interrogatorio en el despacho del juez

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Alfonso Torices - madrid
León

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El juez Baltasar Garzón le dio ayer la vuelta a la tortilla. No sólo no da credibilidad alguna a un supuesto informe de la Policía Científica que pretende establecer una conexión entre los islamistas y ETA para cometer la matanza del 11-M, sino que considera que puede ser un documento falsificado por los tres peritos policiales que lo elaboraron. El magistrado llegó a esta conclusión tras interrogar el pasado jueves y ayer durante más de seis horas como testigos a los tres peritos, al comisario general de Policía Científica, Miguel Ángel Santano, y al jefe directo de los técnicos policiales. El resultado de la investigación es que los tres peritos de Policía Científica que firmaron el documento que El Mundo consideró la semana pasada la prueba definitiva de la teoría de la conspiración -el 11-M es una masacre con implicación de islamistas y de etarras- fueron ayer imputados por un delito de falsificación de documento oficial y tendrán que acudir el próximo 18 de octubre a la Audiencia Nacional a declarar acompañados de sus abogados. La rocambolesca historia comenzó en el 2005, tras la detención en Lanzarote de Hassan el Haski, líder del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), la principal franquicia europea de Al Qaida, al que la Audiencia Nacional considera uno de los inductores de la matanza del 11-M. El tribunal antiterrorista solicitó a la Policía Científica que analizase un polvo blanco hallado en el baño de El Haski, del que el islamista dijo que usaba para matar cucarachas. La sustancia terminó por ser ácido bórico, un producto a la venta en cualquier droguería, que sirve como insecticida, como conservante de alimentos y como paliativo para el olor de los pies, entre otras muchas utilidades, aunque ninguna relacionada con la fabricación de explosivos. El 21 de marzo del 2005, los peritos del laboratorio químico-toxicológico de la Policía Isabel López, Pedro Manrique y Manuel Escribano entregaron a su jefe «un documento interno no oficial» (un borrador) en el que indicaban que la sustancia analizada era ácido bórico y en el que añadían que este producto también se había localizado en el 2001 en el piso de un comando de ETA y en la casa madrileña de un anarquista radical. De esta coincidencia extraían como consecuencia que los grupos terroristas podían estar vinculados e incluso podían actuar juntos para cometer atentados. El superior que recibió el informe les dijo que debían reelaborarlo y eliminar las observaciones no científicas citadas, «al extralimitarse en lo que le habían solicitado -el análisis de la sustancia- y al responder las observaciones a opiniones subjetivas y faltas de consistencia», según el auto emitido ayer por Garzón. Manuel Escribano se negó a modificarlo y propuso que le encargase el análisis a otros técnicos.

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