«El parque nacional ha pasado un verano mediterráneo, como Gredos hace 20 años»

«Los pueblos del parque nacional han pasado un verano como los de las montañas mediterráneas, igual que los de hace 20 años en la sierra de Gredos». El catedrático de Zoología en la Universidad de León y colaborador habitual de este periódico, Francisco Purroy, sostiene que las rigurosas condiciones meteorológicas de los meses pasados han sido demoledoras para ciertas especies de la flora y fauna de Picos de Europa. Su observación ha permitido detectar el retraso de la brotación, lo que ha convertido parte del territorio «en auténticas pajeras ». Muchas colonias de abejas -en esta zona se dan los aprovechamientos apícolas- han desaparecido este verano como consecuencia de la extraordinaria intensidad de la radiación ultravioleta, que las fulminaba en cuanto salían de la piquera de las colmenas. Estos son algunos síntomas de los efectos que está teniendo el calentamiento global sobre el espacio con mayor biodiversidad de la Cordillera Cantábrica. Otra de las señales que avecina la amenaza ambiental es el derretimiento de los últimos restos glaciares. Purroy recordó teorías como las del geógrafo Eduardo Martínez de Pisón, que vaticina la desaparición de la mayor parte de los restos glaciares de España en un periodo de 20 años. Su retroceso en Suiza, de unos 70 metros por año, ha obligado a las autoridades a tomar medidas de urgencia, como la protección con plásticos de los últimos vestigios que se conservan en los Alpes. De eurosiberiano a moderado Las afirmaciones de Purroy coinciden totalmente con las conclusiones del estudio elaborado por docenas de científicos para el Ministerio de Medio Ambiente, en el que se auguran los posibles efectos del cambio climático en las diferentes regiones de España. Entre otros, se espera que el clima templado de León se transforme en mediterráneo y que las zonas con características eurosiberianas -principalmente, Picos de Europa- tiendan a moderarse. Los cambios proyectados para el periodo 2071-2100 respecto a 1961-1990 estiman para León aumentos de dos a tres grados centígrados durante el invierno, otros tantos en primavera, de cinco a siete grados durante el verano e incrementos entre dos y terss gardos durnte el otoño. Asimismo habrá más lluvia durante el invierno y el otoño. Con el calentamiento, el contenido de carbono orgánico de los suelos disminuirá por su elevado nivel de humedad. La desertización también será determinante para la pérdida de fertilidad en suelos de regadío, que sufrirán una grave erosión.