Garzón concluye que los tres peritos sei nventaron el vínculo de ETA y el 11-M

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón dictó ayer un auto en el que da por cerrada la investigación sobre el asunto del ácido bórico y en el que concluye que esta sustancia carece de relevancia para imputar a nadie un delito de tenencia de explosivos, por lo que no cabe ampliar la acusación contra el procesado por el 11-M Hassan El Haski, en cuyo domicilio se encontró dicha sustancia. El auto notificado ayer recoge en quince folios todos los pormenores de la investigación abierta a raíz de la denuncia que le remitió la fiscalía el pasado 23 de septiembre, y llega a conclusiones demoledoras que dejan sin fundamento alguno toda la trama montada a partir de un informe presuntamente manipulado por tres peritos de la policía científica para avalar la tesis de la vinculación de ETA con el 11-M. Garzón afirma en el auto que de las diligencias practicadas se concluye, «sin duda racional alguna», que el documento realizado por los peritos el 21 de marzo del 2006 supuso una «prefabricación intencionada» de sus observaciones «para que produjeran un efecto espúreo a la propia pericia, en concreto la supuesta vinculación entre ETA y los presuntos autores de los atentados terroristas del 11 de marzo». Añade que «ello se ha realizado sin la más mínima base científica, sustentándola en simples elucubraciones y omitiendo datos relevantes, cuya presencia habría supuesto la inocuidad de aquellas observaciones y, dentro de éstas, la del ácido bórico como sustancia explosiva». Asegura que la omisión de determinados datos fue acorde «con cierto debate social construido en torno a aquel caso para desacreditar la investigación e instrucción sumarial». Informa manipulado También concluye que los peritos reconstruyeron el pasado mes de julio su informe y lo manipularon para simular que era oficial, «entregándolo a un medio de comunicación y presentándolo en sede judicial [los juzgados de Del Olmo y Garzón, respectivamente] para imputar una falsedad a los superiores que cumplieron con las normas legales y de control de calidad al rechazar ese informe». El auto explica que se trató de vincular a ETA con el 11-M a través de uno de sus autores, tras hallar 1.300 gramos de ácido bórico «para matar cucarachas», nueve meses después del 11-M. Para ello, se relacionó lo incautado a El Haski con otro hallazgo de la misma sustancia en 1999, que fue requisada al extremista Iván Martínez -entonces dos de los tres peritos negaron que fuera un explosivo-, con lo hallado en el 2001 en un piso del comando Buruhauste de ETA, caso en el que ni siquiera se incorporó el ácido al informe de explosivos. Omisión no casual La omisión de esas dos consideraciones en su documento «no fue casual por parte de Manuel Escribano [perito al que Garzón sitúa como principal responsable del supuesto fraude] y que los otros dos firmaron sin leer o cuestionar, sino perfectamente meditada por aquél, porque de su presencia o no dependía poder mantener o no la conexión entre ETA y organizaciones terroristas islamistas o yihadistas». Garzón dice que la eliminación de las dos referencias señaladas por el superior de los tres peritos, Francisco Ramírez, en el informe que finalmente fue remitido al juez instructor del 11-M, Juan Del Olmo, «no sólo era oportuna, sino la única medida legal y posible de acuerdo con las normas de calidad de la Comisaría General de la Policía Científica. Tras sus averiguaciones, el magistrado ha decidido no ampliar la imputación contra El Haski por tenencia de sustancia explosiva al considerar que el ácido bórico que se halló en su domicilio, y que adquirió por encargo materno, «carece de relevancia jurídico-penal» para poder acusarlo del citado delito. De lo actuado mandó testimonio a la jueza Gallego.