Diario de León

Una protagonista, María

Los insistentes arañazos de Micky en la puerta del garaje hicieron que Conchi saliera a buscar a su gata. Allí se encontró con la bolsa de plástico que contenía al bebé

Conchi Suárez, Beatriz de la Fuente, María Teresa Negro y José de la Fuente atendieron a la niña

Conchi Suárez, Beatriz de la Fuente, María Teresa Negro y José de la Fuente atendieron a la niña

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Nuria González - trobajo del camino
León

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«Algo se movía dentro de la bolsa pero pensé que eran gatines o perrines porque algunas veces los dejan aquí», dice Concepción Suárez que añade que nunca hubiera imaginado que dentro había una recién nacida. En ese momento, Conchi corrió a avisar a su otra vecina, María Teresa Negro, ya que sólo dos familias residen en el número 32 de la calle Provincias de Trobajo. Fue el marido de María Teresa, José Segundo de la Fuente, el que llamó al Servicio de Emergencias 112 mientras ambas mujeres llevaban al bebé dentro de la casa para arroparle. Las dos mujeres aseguran que las dos patrullas de la Policía Local y una ambulancia llegaron muy rápido, «aunque a nosotros se nos hizo eterno y nuestro miedo era que le pasara algo». Pero, mientras llegaban las asistencias, hicieron todo lo posible por cuidar a la pequeña. Ya en una habitación le cortaron el cordón umbilical. Un momento que recuerdan con mucha emoción y nervios. «No sabíamos qué hacer, no encontrábamos nada; Conchi le ató el cordón umbilical y yo le sujetaba las pierninas», recuerda María Teresa. También calentaron toallas y envolvieron a la pequeña, tal y como les dijeron desde el 112. Por casualidad Ambas mujeres tienen claro que, de no ser por la gata, la niña no habría sobrevivido ya que, a esas horas de la noche, nadie pasa por esa calle. «Ha sido una casualidad», relatan. «Siempre dejo un rato a la gata por la calle durante la tarde y ayer se me pasó meterla en casa», dice Conchi que narra como se asomó a la ventana la llamó y el felino no le hizo caso. Al ver que arañaba la puerta salió a buscarla y a su lado se encontró la bolsa con el bebé que estaba desnudo y tan sólo tenía el calor de la placenta. «La besé, la acaricié en la frente y la envolvimos con un pijama y una chaqueta», comenta María Teresa que es madre de cuatro hijas y por eso mismo ayer no encontraba una sola razón para hacer algo así. «Me parece increíble que alguien pueda hacer algo así, dejarla tirada a al intemperie sin ni siquiera una manta para protegerla del frío», dice emocionada María Teresa que, al mismo tiempo de la tristeza que produce un hecho de estas características sonríe al conocer que la niña se encuentra bien. «No lloró, sólo se movía y ya empezaba a abrir los ojos», recuerda esta vecina que está segura de que «media hora más en la bolsa y habría muerto». Recuerdan que la niña tenía el pelo negro y rasgos de la raza blanca aunque resaltan que hacía poco tiempo que había venido al mundo ya que «la placenta estaba todavía ensangrentada». También recuerdan dos detalles: la niña estaba limpia y comenzaba a abrir los ojos. Horas después del suceso, y sin poder dormir en toda la noche por una extraña mezcla de sentimientos, aseguran que «encontrar un bebé es una sensación impresionante, algo que ves muy lejos cuando te lo cuentan en la tele y que piensas que ocurre muy lejos de donde vives».

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