La bandera estadounidense vuelve tres años después del desplante de Rodríguez Zapatero
La Unidad Militar de Emergencias debuta en el desfile de la Hispanidad
La compañía, que tendrá una de sus sedes en El Ferral, luce boina amarilla y traje negro
La participación en el desfile de veteranos que pasaron ante la tribuna en vehículos del Ejército de Tierra, reservistas voluntarios y una compañía de la Unidad Militar de Emergencias (UME), creada por orden de Rodríguez Zapatero para dar una respuesta rápida en caso de catástrofes como incendios, terremotos o inundaciones, y que tendrá como una de sus sedes el cuartel leonés del Ferral, fue una de las novedades del Día de la Hispanidad. Los ciudadanos pudieron ver a los integrantes de esta unidad desfilar por primera vez con sus peculiares boinas amarillas y su uniforme negro. Además, este fue el primer desfile en tres años en el que la bandera norteamericana volvió a pasear por el centro de Madrid. José Luis Rodríguez Zapatero en pie, respetuoso en la tribuna de autoridades, contempló el paso de la enseña tres años después del desplante que protagonizó en el 2003 cuando, siendo líder de la oposición, permaneció sentado mientras pasaba en señal de protesta por la invasión de Irak. Aquel gesto desagradó al Gobierno de George Bush, que lo interpretó como un desprecio hacia su país. Tanto que al año siguiente su entonces embajador en Madrid, George Argyros, no quiso asistir al desfile ni a la posterior recepción ofrecida por los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía en el Palacio Real. Para entonces, la relación con la administración norteamericana se había enfriado por la retirada de Irak que ordenó Rodríguez Zapatero tras ganar las elecciones. Esa polémica pasó a la historia este jueves. La bandera de las barras y estrellas desfiló por el paseo de la Castellana ante los Reyes y el Gobierno, y lo hizo en un lugar destacado, en el centro, rodeada por las enseñas de Alemania, Italia, Francia y Suecia, países que lideran la fuerza de paz desplegada en Kosovo. Marchó ante la respetuosa mirada del jefe del Ejecutivo y el entusiasmo de los líderes del PP Mariano Rajoy y Eduardo Zaplana, que aplaudieron. En la tribuna donde se sentó el cuerpo diplomático, el embajador estadounidense, Eduardo Aguirre, contempló satisfecho los actos. Más de 4.000 militares y 206 vehículos desfilaron ante el palco de autoridades. Allí estaban también los Príncipes de Asturias; los presidentes del Congreso y el Senado; de los Tribunales Supremo y Constitucional, y todos los ministros del Gobierno, salvo los de Justicia, Fomento y Medio Ambiente, Juan Fernando López Aguilar, Magdalena Álvarez y Cristina Narbona. La espantada fue mayor en la tribuna de presidentes autonómicos, sólo acudieron los de Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Ceuta, Madrid y Melilla. Como ya sucediera en 2005, José Luis Rodríguez Zapatero fue recibido a su llegada con silbidos de una parte del público que ocupaba una tribuna destinada a acoger a familiares de militares. Las protestas fueron mucho más ruidosas al término de la celebración, cuando el presidente y sus ministros abandonaron el recinto en los coches oficiales. Cientos de personas los despidieron con abucheos y gritos de «fuera, fuera», que se repitieron al paso de los vehículos entre las plazas de Colón y Cibeles. Completaron el desfile unidades del Ejército del Aire -destacaron 18 cazas F-18 y cuatro Eurofighter-, carros de combate Leopard, blindados Centauro y BMR, y unidades a caballo de la Guardia Civil y de la Guardia Real. La nota graciosa la aportó la cabra de la Legión, que este año por primera vez desfiló atada.