Cada vez es más caro financiar servicios en los pueblos semidesiertos
Los problemas de las diputaciones para atender a la tutela de los municipios de población de menos de 20.000 habitantes, según ordena la Constitución, son cada vez más agobiantes, tanto por falta de presupuesto, casi todo en manos de las autonomías, como de simplemente instrumentos administrativos para poner orden en un caos cada vez más desordenado. León, junto con otras provincias del noroeste, puede servir de ejemplo de un desorden difícil de controlar: apenas medio millón de habitantes, la mitad de ellos en la capital y Ponferrada y 210 municipios más, cada uno de ellos con sus secretarios y funcionarios auxiliares, muchos de los cuales tienen que pluriemplearse en varios ayuntamientos para que les paguen mancomunadamente el sueldo. Sueldos administrativos aparte, una reordenanación territorial seria requiría también repartir los costes de servicios esenciales, como alumbrado, agua o accesos a poblaciones donde no reside nadie más que unas pocas semanas al año. Pero esa es una decisión política.