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El juez envía a prisión a los tres detenidos por incendio terrorista La Fiscalía pide 94 años para la célula islamista precursora del 11-M

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Melchor Sáiz-Pardo - efe | san sebastián madrid

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Las tres personas detenidas el viernes como presuntos autores de la explosión de un artefacto en un cajero automático en Vitoria, han ingresado en prisión tras prestar declaración en la Audiencia Nacional, según informaron fuentes del departamento vasco de Interior. La Ertzainza había trasladado a los tres arrestados hasta la Audiencia Nacional para su toma de declaración sobre su presunta implicación en la explosión de un artefacto en un cajero automático ayer en la capital alavesa. Los hechos ocurrieron hacia las 00.30 horas del viernes, cuando la Policía vasca fue alertada de la presencia de una mochila sospechosa dentro de un cajero automático situado en la calle Duque de Wellington, muy cercano a la sede del Gobierno Vasco en el barrio de Lakua. Las patrullas que acudieron al lugar acordonaron la calle a la altura del cajero, en cuyo interior explosionó minutos después un artefacto casero que estaba oculto dentro de la mochila. La deflagración causó daños considerables en el cajero, además de producir un incendio que tuvo que ser sofocado por los bomberos. Los agentes comprobaron que el artefacto estaba compuesto por una bombona de cámping gas, una garrafa de líquido inflamable, dos aerosoles y dos cohetes pirotécnicos. Los erzainas detectaron en las proximidades la presencia de un vehículo sospechoso. La Fiscalía de la Audiencia Nacional reclama 94 años de cárcel para los nueve integrantes de la célula terrorista islámica que fue la precursora e inspiradora de los atentados del 11-M. El grupo, desarticulado en Madrid durante la denominada operación Nova en 2003, decidió atentar en España por su implicación en la guerra de Irak. En sus reuniones yihadistas -sostiene el fiscal Pedro Rubira- participaron varios de los cabecillas de las masacre, aunque esta célula, que solía reunirse en el distrito de Villaverde, no fue la autora material de los ataques a los trenes de Cercanías. Cada uno de los nueve muyahidines que se sentarán en el banquillo de los acusados se enfrenta a penas que oscilan entre los diez y los doce años de prisión. La Fiscalía reclama las condenas más altas para dos de los imputados a los que considera cabecillas del grupo: Mohamed Larbi Ben Sellam y Faisal Allouch (este último también procesado por el 11-M). Sin embargo -relata la Fiscalía- el verdadero líder de esta célula yihadista fue Mustafá El Maimouni, preso en Marruecos acusado de ser uno de los cerebros de los atentados terroristas de Casablanca en mayo del 2003. Precisamente a principios de ese año, El Maimouni, que por entonces residía en Madrid, decidió crear un grupo de adoctrinamiento con el objetivo de captar a «jóvenes marroquíes» para, en principio, atentar sólo en Marruecos, país que «había renegado de la fe del Islam». En poco tiempo El Maimouni logró hacerse con un grupo de acólitos, fieles a las reuniones yihadistas semanales de los sábados, que casi siempre tenían lugar en un piso en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en el distrito madrileño de Villaverde. El Maimouni oficiaba de emir del grupo en aquellos encuentros en los que durante 6 u 8 ocho horas se veían cintas de vídeo con atentados terroristas o se escuchaban sermones que alentaban a la guerra santa. Todas las «enseñanzas» tenían como base la doctrina salafista de los «grupos islámicos combatientes» del Magreb.

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