Diario de León

Las primeras setas se compraron a 18 euros y se exportaron a 300

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m.r. | león
León

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La lluvia y las temperaturas tibias del presente otoño están facilitando una temporada de setas «espectacular» en toda la provincia, según coinciden miembros de las principales asociaciones micológicas de León y El Bierzo. Los principales hábitats para la recolecta -en León salpican bosques de ribera, encinares, pinares, castaños y praderas- están proporcionado extraordinarios ejemplares de hongos silvestres tan cotizados como la senderuela, la calabaza, la oronja, los níscalos y la seta de San Jorge, nombres con los que se les conoce popularmente. «El clima ha sido favorable y ha salido todo, lo comestible y lo venenoso», afirma Manuel Bernardo, presidente de la Asociación Cantarerus de El Bierzo. En tal sentido, las entidades que asumen la identificación de las setas recogidas por los aficionados -esta función debería ser ejecutada por la Junta- advierten que las condiciones climáticas también han favorecido la aparición de numerosas especies tóxicas, como la amanita phalloides o cicuta verde, muy común en la provincia leonesa, o los champiñones venenosos, como los identificados recientemente en un bosque del Esla por el estudiante de biología y miembro de la Asociación Micológica San Jorge, Quique Santamarta. Los primeros ejemplares recogidos en la temporada -asegura Manuel Bernardo- se han exportado, principalmente, al País Vasco. La primera cosecha, cuando aún no abundaba la producción, se pagó en la comarca leonesa de Babia a 18 euros el kilo. Cuando llegó al destinatario final, el precio se había disparado a 300 euros. Sin ley ni industria La ingente diferencia tiene mucho que ver con la inexistencia de una regulación específica por parte de la Junta de Castilla y León y la ausencia total de una industria transformadora, como la que tienen los pueblos de Sanabria que compran gran parte de la producción en la provincia leonesa. La propuesta de asociaciones como Canterelus es crear una red de lonjas en León, Ponferrada y el área de Astorga-La Bañeza para la recepción e indentificación de las cosechas. De esta forma se garantizaría el control de la trazabilidad del producto, desde que es recogido en el campo hasta que llega a su destinatario final.

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