ANDRÉS ESCUDERO POBLACIÓN | 24 AÑOS Veterinario
«El lunes sabía lo que iba a hacer el sábado a las tres de la tarde»
Vida planificada al milímetro y muchas, muchas horas de estudio son los únicos secretos de Andrés Escudero Población, un leonés de 24 años que se acaba de licenciar como veterinario y ha sido premio extraordinario de licenciatura y de fin de carrera. Pero su lista de éxitos no termina aquí. Obtuvo el premio -con sus 3.000 euros, matiza- de la Fundación Santos Ovejero al mejor expediente y la mención de honor nacional en su especialidad, Medicina y Sanidad. «El lunes sabía lo que iba a hacer el sábado a las tres de la tarde», reconoce este joven que desde los 14 años compaginó estudios y deporte y fue jugador del Ademar. Pero la mejor compensación a su brillante trayectoria, reconoce, es su beca de investigación que le asegura el «futuro» por cuatro años y hacer su tesis doctoral en contacto con otros equipos de trabajo a nivel mundial. «Aunque no es algo definitivo, te abre las puertas y puedes conocer a otros investigadores porque tienes cuatro meses de estancia pagada en el extranjero», explica Escudero, que ya ha hecho los primeros contactos con Nueva Zelanda para organizar su viaje académico. Quería ser veterinario rural, «me gustaba la clínica de campo», pero ahora cree que «es nás difícil de lo que pensaba» y prefiere orientar su vocación por la investigación o, al menos, intentarlo. Su expediente, con una nota de 3,4 sobre 4, es excepcional en una facultad que, como la leonesa, «no sé si tiene más prestigio o no, pero «galletas» sí que dan», comenta. Su sentido práctico le ha llevado a hacer la tesis doctoral en un campo que está en boga, la ecotoxicología. Analizará la presencia de metales pesados en la cadena alimenticia para determinar si existen realmente diferencias entre la ganadería intensiva, la extensiva y la ecológica. Prefiere el gimnasio o la montaña a salir de fiesta y tiene por norma dormir siete horas seguidas, «me acueste a la hora que me acueste», no bebe pero se permite «dos o tres excesos al año, lo justo» y como mascota sólo tendría un caballo, pero «es muy complicado», apostilla. Sus primeros pinitos en la investigación los hizo con el burro zamorano-leonés para obtener patrones de su electrocardiografía, ya que «se utiliza como animal de compañía en Estados Unidos».