Montilla admite la victoria de CiU y apuesta por un tripartito

«Va a ser que no», canta-ban con sorna los militan-tes socialistas en la sede del PSC tras ver por la tele que los de CiU coreaban «Mas, president». Para los socia-listas, el único que huele a presidente es Montilla. To-davía no había pasado un cuarto de hora del cierre de los colegios cuando el portavoz del PSC, Miquel Iceta, ya daba a entender que no pierde el PSC, sino que gana el tripartito. En el feudo socialista, el ánimo se fue enfriando conforme el escrutinio ampliaba la ventaja de CiU, pero se recuperó con la llegada del aspirante. Montilla apareció a las diez, precedido por notables socialistas como Maragall, Serra, Clos y Borrell. El único que llevaba corbata era el candidato, aclamado por militantes. «La victoria de CiU en votos y escaños, que reconocemos, no esconde su fracaso», espetó el aspirante socialista, que parecía abrumado por la expectación y el optimismo de sus seguidores. Con su habitual gesto rígido, apeló a la autocrítica para estudiar las razones del «retroceso del PSC», que atribuyó al fin abrupto del tripartito y al «poco tiempo disponible» para darse a conocer. Pese a la pérdida de escaños, Montilla despejó dudas sobre sus intenciones. «Manifiesto nuestra voluntad de contribuir a un gobierno catalanista y de progreso que desarrolle el Estatut», zanjó, al tiempo que Maragall cogía su mano y la levantaba en señal victoriosa. Enseguida desapareció dejando a los militantes en corrillos, echando cuentas.