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CiU tiende la mano a los socialistas para hacer un gobierno fuerte para negociar en Madrid

Montilla da prioridad al tripartito y Zapatero le da vía libre para pactar

Carod insta a Mas a «abrir el baile» y Saura apuesta por un gobierno de izquierdas Piqué considera p

Maragall, Montilla e Iceta ayer, en la reunión para analizar los datos

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Pablo Carballo - redacción | barcelona
León

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La sociovergencia estaba congelada, pero no muerta. Fue desenterrada el día despues del 1-N, apenas unas horas después de conocerse la formacion del nuevo Parlamento catalán. La actitud de CiU, partido vencedor, ya no era tan reacia a un posible pacto con los socialistas. Artur Mas había relegado esta posibilidad al papel de solución de urgencia a un empate que ni se esperaba ni se ha producido. Pero ayer, su numero dos se mostro mucho más flexible. Duran i Lleida dijo que tal acuerdo es «factible» y que Cataluña necesita un gobierno «fuerte con capacidad de interlocucion en Madrid» y «que ayude a cicatrizar las heridas abiertas con la sociedad española en la última legislatura». Teniendo en cuenta que sólo hay otra opcion, y que es Esquerra Republicana, el mensaje de Duran parece un claro guiño al PSC. Pero los convergentes no las tienen todas consigo, y podrían recibir calabazas. En las filas socialistas «al menos, en las catalanas» la prioridad sigue siendo el gobierno de izquierdas o, lo que es lo mismo, una segunda edición del tripartito. Al igual que Mas, Montilla no se dejó ver ayer, pero sí lo hizo el portavoz del PSC, Miquel Iceta, quien fue muy claro: su primera opción será «formar con los progresistas una nueva mayoría de izquierdas en Cataluña» para constituir ra-pidamente un gobierno «sólido y capaz de desarrollar políticas progresistas». Puede que estas ideas no entusiasmasen a todos los participantes en las reuniones que, paralelamente, celebraba la cúpula socialista en Madrid. En la sede del PSOE, donde no pasa por alto el desgaste de imagen causado por el tripartito, se estudio el retroceso de la candidatura de Montilla y, al menos de puertas para fuera, se garantizó que no habrá presiones y que serán los mandatarios catalanes del partido, y no el aparato desde Ferraz, quienes decidan cómo y con quién pactar. Un actor clave en las negocia-ciones será Carod, líder de una Esquerra que se mantiene con claridad como tercera fuerza política. Ayer, el líder republicano se mostró prudente al afirmar que no cierra «ninguna puerta, de entrada» e invitó a Mas a «abrir el baile» de las conversaciones lo antes posi-ble. En cuanto a sus exigencias, se limitó a adelantar su voluntad de formar en un gobierno «con las manos libres» respecto a Madrid y dispuesto a un «ambicioso» desarrollo del Estatut. El que no esconde sus cartas es Saura, candidato del creciente ecosocialismo de ICV. Eligio como eslogan de campana «Gobierno de izquierdas», y la única opción que considera es el tripartito.

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